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Blanca Nieves Fuentealba Díaz : A ocho años de su partida

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Ocho años de la partida hacia el Más Allá de la dama valdiviana Blanca Nieves Fuentealba Díaz se cumplieron el pasado 19 de abril, en medio del imperecedero recuerdo de sus familiares, descendientes y todos quienes supieron de su lucha y esfuerzo para surgir en la vida y entregarle a sus hijos una serie de valores que permanecen en el tiempo. Blanca Nieves Fuentealba Díaz nació en el sector rural de Trumao, en La Unión, el 9 de julio de 1916 y fue hija de Fidel Fuentealba y Leocadia Díaz. Sus estudios primarios los realizó en un colegio de monjas en Río Bueno, donde cursó hasta sexto año de enseñanza preparatoria. Como era común en la época, a los 16 años de edad derivó al mundo del trabajo, desempeñándose inicialmente como operaria en la antigua fábrica de calzado Weiss, que estaba ubicada en el sector de Guillermo Frick con Philippi, en los Barrios Bajos de Valdivia y que resultó destruida durante el terremoto de 1960. La industria se trasladó hacia Las Ánimas y ella continuó como trabajadora en dicho sector. También laboró como operaria en la fábrica Rudloff y pasados los 50 años de edad derivó a Calzados Sagas, donde su experiencia y oficio en el rubro le permitieron trabajar en la confección de zapatillas de descanso y calzado en general. También y como parte de su vida comunitaria, durante su juventud y adultez formó parte de las Juventudes Católicas de la Iglesia La Merced; fue miembro de la Juventud Socialista; practicó básquetbol y fue parte del grupo de damas cooperadoras en la fundación del club deportivo Centro Ex Alumnos de la Escuela N° 4 de Valdivia. Blanca Nieves Fuentealba Díaz fue casada con Óscar Amando Casal Núñez y fueron padres de siete hijos: Lidia del Carmen, Oscar Segundo, Víctor Manuel, Gaby del Carmen, Luz María, Francisco Bernabé y Cristina Matilde. La descendencia, hoy se prolonga a 15 nietos y 16 bisnietos. Blanca Nieves Fuentealba Díaz emprendió el viaje eterno el 19 de abril de 2014 y su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

9 de julio de 1916 nació Blanca Fuentealba Díaz en el sector de Trumao, en La Unión. Vivió la mayor parte de su existencia en Valdivia y fue madre de siete hijos.

Héctor Arnoldo Cerón Peña: Adiós a un querido vecino animeño

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A los 84 años de edad, el pasado 8 de abril se marchó para siempre el antiguo vecino animeño Héctor Arnoldo Cerón Peña, dejando entre sus familiares y amigos el recuerdo de un hombre trabajador y esforzado. Nació en Pitrufquén el 23 de marzo de 1938, pero luego la familia se trasladó a vivir a Valdivia, donde estudió la enseñanza primaria en la antigua escuela de Las Ánimas. Sus padres fueron Juan Cerón y Elsa Peña. Cuando aún era un niño, Héctor Arnoldo Cerón Peña comenzó a desarrollar una estrecha relación con el boxeo, en el club Fernandito; y con el fútbol, en el arco del antiguo Unión Las Ánimas. Sus amigos de la época recuerdan que durante sus años de adolescencia creció practicando ambos deportes, compartiendo sus horas con los estudios. Él fue uno de los tantos jóvenes que después del colegio aprendía los secretos del deporte de los puños. Con el terremoto de 1960, las familias de Las Ánimas y quienes perdieron sus casas fueron ubicadas en los rucos construidos en un terreno donado por Otto Haverbeck. Allí, Héctor Cerón participó en la fundación del club deportivo Peñarol, pero en 1962 y cuando les fueron entregadas las casas de la población Carlos Acharán Arce, el club pasó a tener el nombre de dicho conjunto habitacional. Como vecino activo y comprometido con su gente, fue dirigente de un comité de allegados y de su club deportivo. Como futbolista, defendió los colores de varias instituciones, entre ellas Las Ánimas y fue seleccionado valdiviano. En el año 1963 contrajo matrimonio con Carmen Panes Flández y fueron padres de cuatro hijos: Carlos Alberto (Q.E.P.D.), Héctor Orlando, Juan Patricio y Leonardo Javier. Además, pudo disfrutar de ocho nietos. Laboralmente, se desempeñó durante un buen tiempo como conserje del Edificio Prales, fue nochero en diferentes obras y empresas, además de funcionario del Aserradero Vista Alegre de la Universidad Austral. Héctor Arnoldo Cerón Peña abandonó la existencia terrenal el viernes 8 de abril de 2022 y su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

84 años de edad tenía Héctor Cerón Peña al instante de su fallecimiento, el 8 de abril de 2022. Fue dirigente vecinal y deportista en las especialidades del fútbol y boxeo.

Jesús resucitado

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El evangelio de hoy (Jn 20,19-31) nos introduce en lo que viven las primeras comunidades cristianas. Ellos se reúnen cada domingo, que es el día de la Resurrección del Señor, a celebrar la eucaristía. Estamos en el tiempo nuevo de la Iglesia naciente. Esta recién comienza a reunirse, pero todavía no tiene la a cerrar las puertas, por miedo y por vergüenza. Nos falta la experiencia del Resucitado.

Es en esta Iglesia reunida donde se produce algo extraordinario: el Señor está presente en medio de ellos. No se trata de una presencia mágica, tampoco de un fantasma, es una presencia nueva, real, sacramental. Es la presencia del Resucitado. Entonces la Iglesia se constituye como tal. Es en la comunidad que se reúne a celebrar la eucaristía donde se da esa nueva presencia del Señor, la que es total y plena. Es ahí donde el Señor derrama el primer fruto de la Resurrección: su paz y su perdón. Y no solo eso, pues también dona ahí su Espíritu. Entonces los discípulos, llenos de alegría, empapados de ese Espíritu, salen al mundo con fuerzas nuevas y sin miedo, para llevar a todos la nueva alegría del Evangelio.

De todo esto se perdió Tomás, quien no estaba la tarde de aquel domingo con los demás apóstoles. Es cierto que hay muchas formas de encontrarse con el Señor, pero los cristianos tenemos una forma muy especial y muy propia: es al partir el pan de la eucaristía donde el Resucitado está en medio nuestro. De ahí la importancia que la Iglesia le ha dado siempre a la celebración de la misa dominical. No es la única forma de encontrarse con Dios, sin embargo, al Resucitado ahí lo encontramos. Es la nueva presencia, la más grande. Tomás comprendió esto, y al domingo siguiente no faltó. Tomás nos representa a todos. A él, al igual que al resto de los apóstoles y a todos nosotros, le costó creer en la resurrección. Seguramente se llena de las mismas preguntas que nos hacemos hoy. Si pudiéramos meteríamos toda la ciencia, la historia, la arqueología para que nos ayuden a certificar y comprender la resurrección. Él, como nosotros, requiere de ver para creer. Pero no es este tipo de conocimiento el que nos hace creer. El camino a recorrer es el de la fe que brota del encuentro con el Señor. Y ese Señor se nos revela en el encuentro comunitario y en el servicio al más necesitado.

Es en la Iglesia que se reúne como comunidad a celebrar la eucaristía donde el Resucitado se hace presente y renueva nuestra fuerza para salir al mundo y llenarlo de esa vida nueva. (Tomado de "Eucaristía diaria").