La conectividad fue incluida hace trece años como una de las prioridades de la Estrategia Regional de Desarrollo de Los Ríos (2009-2019). Mejorar el aeropuerto de Pichoy y las áreas estructurantes; extender conexiones digitales; más caminos en áreas rurales y costeras; mantención de vías en las zonas urbanas; accesos expeditos y seguros a Valdivia, eran parte de los objetivos definidos entonces, algunos de los cuales se han cumplido, pero muchos siguen en espera. Las polémicas recientes por Las Vertientes y la ruta a Paillaco, son una prueba de eso.

Tristemente, las comunidades han debido volver a levantar la voz para recordar compromisos políticos asumidos y mantenidos por cuatro gobiernos sucesivos (atendiendo a la definición de la EDR), pero no materializados hasta el momento; además de cruzados por bastante incertidumbre ante información confusa. Por ejemplo -recordemos- hoy está instalado el temor de que no sean incluidas las dobles vías en la concesión de la Ruta 5Sur; algo que desde el Mop (Ministerio de Obras Públicas) han descartado, pero que no termina de dejar tranquilas a las comunidades. De hecho los senadores De Urresti y Gatica convocaron a organizaciones para reiterar el llamado a oír esa demanda.

Este tema ha sido recurrente en la agenda noticiosa reciente. En la costa hay un daño importante no resuelto debido a la intervención de un tercero y la vía Torobayo-Curiñanco no se encuentra terminada, luego que la empresa sufriera un atentado incendiario y dejara las actividades. Ayer, algunos pasos debieron darse, aunque los vecinos manifestaron su molestia porque no se les consultó para agendar reuniones con autoridades (ver página 5). En la T-206, por otra parte, falta mantención y controles, se instaló una postación irregular y los accidentes suben.

En este escenario, se hace urgente que en el proceso de creación de la nueva (ERD), este tema vuelva a señalarse como prioritario, pues se trata de aspiraciones relacionadas tanto con la calidad de vida como con la economía local.

Debido a lo mismo, mientras se piensan soluciones de largo aliento, también se requieren algunas de inmediata aplicación. Y son esas las que pueden hacer que la ciudadanía se sienta más escuchada.

El retorno a la presencialidad, este año 2022, nos ha enfrentado como sistema educativo a desafíos tan grandes como fue la suspensión de clases a inicios del año 2020. Han sido semanas de trabajo con profundos aprendizajes y la necesidad permanente de resolver situaciones emergentes. En el marco de este proceso de cambio y adaptación, hemos dejado de observar y relevar la incorporación de párvulos y estudiantes iniciales al sistema educativo. Niños y niñas que pasaron de un espacio seguro y acogedor a un escenario escolar lleno de retos y tareas, desde lo propiamente instrumental, pasando por lo social y no menos importante su desarrollo afectivo y emocional.

Las Orientaciones entregadas por el Ministerio de Educación para un Reencuentro Educativo señalan la importancia de "Construir comunidad con vínculos cercanos" (MINEDUC, 2022, p.6); desde esta mirada se fortalece la necesidad de acoger con particular atención a familias que se integran al sistema educativo formal, reconociendo en ellas el primer acercamiento afectivo y respetuoso con niños y niñas.

Generar espacios formativos desafiantes pero alcanzables ha sido un objetivo sin cumplir cuando analizamos la transición de estudiantes desde Kínder a 1° Básico, y es con el reconocimiento de este profundo desencuentro que el Programa de Pedagogía en Educación Diferencial Advance de la U. San Sebastián ha puesto en marcha el diseño de un Programa de Orientaciones para la Progresión Curricular entre NT2 (Kínder) y Primer año Básico. Es un documento que permitirá a educadoras, docentes y directivos de establecimientos educacionales, visualizar el currículum como un continuo de aprendizajes desde diferentes niveles y grupos etarios, facilitando las labores de transición, con la certeza de que los párvulos requieren la construcción de un puente que les permita avanzar de un nivel a otro con respeto de sus procesos cognitivos, afectivos y grados de autonomía.

Desde esta mirada, inclusiva e innovadora, el colegio debe volver a mirarse como un espacio de encuentro y de común unión para todos los miembros que la conforman, volver a construir lazos de colaboración entre docentes, estudiantes y párvulos, fortaleciendo la restitución de saberes, pero enfatizando en la construcción de un ambiente que favorezca la disposición a los aprendizajes y mejore las trayectorias escolares.

Karina Palma Carrasco

Secretaria de Estudios de Pedagogía en Educación Diferencial Advance U. San Sebastián, sede Valdivia