"La historia social está encarnada en los problemas fundamentales de la vida..."
DESTACADA TRAYECTORIA. Académica propone una mirada investigativa distinta a la tradicional; una desde el entramado social en que generan los procesos.
La historia social ha sido por más de cuatro décadas su ámbito de estudio. A través de ésta rescata y pone en valor los aportes de sujetos históricos populares; entre ellos, obreros salitreros y urbanos, mujeres y campesinos; asimismo, releva la construcción de la sociedad y el Estado.
Ese enfoque lo ha plasmado en publicaciones y libros. En los últimos están, por ejemplo, "Cuerpo y sangre de la política. La construcción histórica de las visitadoras sociales. Chile (1880-1940)", "Chile des-centrado. Formación socio-cultural republicana y transición capitalista. Chile, 1810-1910" y "La dominación silenciosa. Productores y prestamistas en la minería de Atacama. 1830-1860".
La doctora en Historia María Angélica Illanes, académica de la Universidad Austral de Chile (UACh), tiene, además, una vasta trayectoria en el ámbito de la docencia, formando a estudiantes de pregrado y postgrado.
Su contribución, la ha hecho merecedora de varios reconocimientos: el Premio Atenea 2020 por mejor obra científica en Ciencias Sociales o Humanidades; el Premio Jorge Millas 2019, otorgado por la UACh, el Premio Olga Poblete 2018, entregado por la Red de Historiadoras Feministas.
Y podría recibir una nueva distinción y convertirse en la segunda mujer en obtener el Premio Nacional de Historia. Esto, porque la Universidad Austral de Chile patrocina su candidatura a este galardón bianual, que es otorgado por el Ministerio de Educación.
¿Cómo recibe esta muestra de apoyo de la UACh?
-Como un tremendo honor y un gran regalo, porque ya la Universidad me había premiado hace algunos años y, en general, ha reconocido mucho lo que los profesores entregan y lo que yo he podido también entregar a la Universidad. Esto ha sido un botón de oro, en el sentido de que han hecho una campaña muy emocionante y bonita, así que desde ya estoy muy agradecida; gane o no el Premio, esto ha sido un reconocimiento que me da mucha alegría.
Entiendo que también otras instituciones, como la Red de Historiadoras Feministas, la apoyan…
-Sí. La Red de Historiadoras Feministas es una organización y una alianza muy relevante de las mujeres historiadoras. Valoro mucho su apoyo, ellas son muy apoyadoras de todas las mujeres que trabajamos relevando la historia; hacen un trabajo muy importante, porque han instalado con mucha fuerza y con mucha significación la historia de las mujeres y de las relaciones de género en la narrativa historiadora. Ellas son muy importantes, mucho más importantes que yo, así que les agradezco su apoyo.
Usted podría convertirse en la segunda mujer en recibir este Premio, ¿cómo observa las actuales generaciones de historiadores y el protagonismo de las mujeres que se dedican a esta área?
-Hace algunos años, cuando era profesora en Santiago, me di cuenta de que había cambiado completamente la presencia de hombres y mujeres en las carreras de historia; antes predominaban los hombres y habíamos muy pocas mujeres, especialmente, muy pocas mujeres las que seguíamos investigando; ahora estamos fifty fifty y, a lo mejor, más mujeres que hombres; entonces, me di cuenta de que la historiografía iba a cambiar y que, sin duda, esa presencia de mujeres historiadoras, todas tan lúcidas, tan comprometidas y con tanta vocación, iba a generar una transformación en la narrativa, un cambio en las temáticas y, también, una democratización en la carrera.
Esto ha permitido liberar muchas inequidades en las universidades; yo viví algunas inequidades y eso nos dificultaba mucho el camino, pero ellas han ido rompiendo todas esas diferencias, así como temas vinculados al acoso, que, antiguamente, eran pan de todos los días. Entonces, ellas han sido emancipadoras en todo sentido, tanto de la profesión, de las narrativas, como también de las relaciones al interior de las