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Conservar

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la palabra

En la vida de cada cristiano, es fundamental el camino espiritual y en este camino la escucha de la Palabra es esencial. No se puede hacer un camino hacia Dios, si no estamos a la escucha de lo que Él nos dice. Pero no sólo basta escucharlo, sino que debemos conservar esa palabra en nuestro corazón, como María.

Dice Jesús que quien lo ama, guardará su Palabra y vendrán con el Padre a habitar en él (Juan 14, 23-29). La Trinidad es el Dios-relación, el Dios-comunidad que quiere habitar en nosotros, para que también nosotros participemos de la vida plena en Dios, requisito indispensable para poder participar de esta plenitud de vida es guardar y vivir la Palabra de Dios.

En este domingo ya Jesús comienza con el anuncio de la venida del Espíritu Santo, el que exhorta y consuela al cristiano en la vida cotidiana.

En el evangelio dominical se mencionan dos tareas en particular que debe desempeñar el Espíritu Santo: enseñar todas las cosas y recordar lo que Jesús dijo. Lo primero significa que el Espíritu Santo es nuestro Maestro interior, que nos enseña y conforta en cada cosa que hacemos, el que nos ayuda cuando debemos discernir en nuestra vida. Lo segundo es que el Espíritu es la memoria de la Palabra de Jesús, de la Palabra que es Jesús. Nos recuerda todo lo que Jesús hizo y dijo, así como nos recuerda también su Misterio Pascual: su Muerte y Resurrección. Es el que mantiene firme nuestra fe.

Por otra parte, el don de la paz que nos deja Jesús es la verdadera paz que viene de Él. La paz de Jesús es la paz divina, de la cual somos portadores si guardamos su Palabra y dejamos que el Dios-Trinidad, el Dios Amor habite en nosotros y de la cual debemos ser mensajeros a todo el mundo, guiados por el Espíritu Santo.

Humberto Utreras Serón: Un mafileño visionario

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Trabajador esforzado, emprendedor y visionario, Humberto Asternan Utreras Serón nació el 11 de agosto de 1958 en Valdivia y se marchó del mundo terrenal el 26 de mayo de 2021. Fue uno de los nueve hijos del matrimonio formado por Humberto Utreras Águila y María Luzmira Serón, y tuvo como hermanos a Mirta, Víctor, Jeanette, Luz, Juan, Ruth, María y Sebastián. La familia era originaria de Rinconada, en Máfil. En sus primeros años, estudió en la escuela rural de Iñaque, pero como era tradicional, a los 15 años entró al mundo del trabajo. Cerca de los 50 años cumplió el sueño de terminar su enseñanza media. Casado con Mónica Luisa Parra Andrade, fueron padres de cinco hijos: Franck, William, Giovanni, Daniel y Pablo; y abuelos de tres nietos: Oliver, Martín e Isabela. Humberto Utreras comenzó a trabajar en la plantación y cosecha de remolacha en el sector de Formio. Continuó como manipulador de alimentos en la escuela de Iñaque y en empresas forestales; fue tractorista y trabajador lechero en el fundo Colonia Iñaque; cortador de leña y elaborador de queso en una quesería de Iñaque; maestro quesero y administrador de la planta de Quesos Río Cruces. El 2 de octubre de 2014 formó la Sociedad Utreras Parra, emprendimiento familiar dedicado a la elaboración de quesos y que en 2017 pasó a ser la Sociedad Lácteos Máfil Limitada. El 1 de enero de 2020 se sumó la Sociedad Agrícola Hacienda Máfil , en producción de leche. A un año de su partida, la familia lo recuerda "siempre, en cada día, en cada paso y logro que tenemos. Siempre nos recalcabas lo importante que era seguir adelante, pase lo que pase. Dejaste una huella inmensa en nuestros corazones, una huella que nadie borrará. Fuiste siempre un ejemplo de superación para todos en esta vida. Te extrañamos mucho, pero sabemos que desde el cielo cuidas nuestros pasos y los de tus nietos, a los que amabas con todo el corazón. Te amamos querido viejito. Ahora creció la familia. Llegó tu otro nieto, que alcanzaste a saber qué venía en camino y lleva tu nombre: Gael Humberto Utreras Gallardo. Cuida a tu familia y guíanos por el camino del bien. Un abrazo al cielo y hasta pronto".

26 de mayo de 2021 se marchó de la vida terrenal Humberto Utreras Serón, un mafileño de corazón, trabajador, líder familiar y emprendedor en el sector lácteo.

Roberto Cadagán Celedón: El recuerdo de un profesor generoso

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El pasado 18 de abril se cumplió un año de la partida del recordado profesor valdiviano Roberto Cadagán Celedón, quien se marchó de este mundo a los 77 años de edad, dejando entre los suyos el recuerdo de un hombre de sólidos principios valóricos y entre quienes fueron sus alumnos la imagen de un docente formador, cariñoso y cercano. Roberto Cadagán Celedón nació el 11 de julio de 1944 en Valdivia y junto a Federico y Víctor fueron hijos del matrimonio formado por Federico Cadagán y Graciela Celedón. Luego de cumplir con sus estudios primarios y secundarios en Villarrica y Valdivia, ingresó a estudiar a la recordada Escuela Normal Camilo Henríquez, desde donde egresó titulado como profesor de educación básica. Siempre con el afán de perfeccionarse y ser un profesional con mayor preparación, posteriormente estudió y se tituló en la carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación, en la Universidad Austral. La vida laboral de Roberto Cadagán Celedón comenzó en la Escuela Rural de Pishuinco y con el paso de los años se incorporó a la planta docente de la Escuela Teniente Merino y posteriormente la Escuela N° 1 Chile. También fue inspector general de la Escuela N° 1, director de la Escuela Bueras, de la misma Escuela N° 1 y de la Escuela Carlos Brándago, cuando se transformó en colegio deportivo. Una vez retirado de la función educativa, tuvo una destacada participación como socio y dirigente del grupo de adultos mayores Amukan. En el ámbito de su vida personal, el 2 de julio de 1967 contrajo matrimonio con Marta Delgado Benítez y de esa unión nacieron tres hijos: Graciela Alejandra, Roberto Eduardo y César Marcelo. La descendencia se extendió a dos nietas y cuatro nietos. A un año de su partida, su familia lo recuerda como "un profesor de toda la vida, desde su primera experiencia docente en la zona rural y que mantuvo a través de todos sus años en la educación valdiviana. Muchas generaciones de ex alumnos lo recuerdan con cariño y respeto. Era una persona estimada por mucha gente". El cuerpo de Roberto Cadagán Celedón descansa en el Cementerio Municipal N°1 de Valdivia.

77 años de edad tenía Roberto Cadagán Celedón, al momento de su partida. Fue docente, inspector y director de varios colegios de la capital regional.