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el programa de gobierno significa reformas sustanciales de la Constitución que hoy día nos rige y para ello se requiere más mayorías y más partidos políticos de otros sectores que apoyen estas reformas.

¿Es positivo a su juicio el cambio?

-Claro. Y hay dos tareas, rearmar el proceso constituyente y que eso siga un curso que no afecte la marcha del gobierno, por ende, son importantes los refuerzos que ingresaron al Ejecutivo, a los ministerios del Interior, Segpres y Salud, que finalmente son los que tienen que llevar adelante los procesos de reforma más importantes dentro del programa de gobierno, que es lo que la ciudadanía espera.

Por ejemplo, tiene que implementarse el Sistema Nacional de Cuidados, estamos viendo ahora en el presupuesto de la nación los énfasis en atención primaria de salud que se tiene que ejecutar desde las redes de salud y desde el Ministerio; la implementación además del copago cero y de la reforma tributaria.

¿Se ve la voluntad de todos los sectores políticos para avanzar en el proceso constitucional?

-Hay un acuerdo bastante transversal. Lamentablemente, la derecha está oficiando como árbitro en esos acuerdos y yo creo que es muy pretencioso pensar que la derecha tiene tuición sobre ocho millones de votos; creo que también hay que preguntarle a la gente que votó por el "rechazo" y que no pertenece a la derecha qué los motivó a votar en contra y qué quieren; planteamos en el Comité Político que es muy importante saber las razones de las personas que rechazaron la propuesta y qué esperan de una nueva Constitución y también si es que necesita Chile una nueva Constitución.

¿Se proyectaba que si una opción ganaba por amplia mayoría habría más resistencia a generar cambios, se observa aquello por parte de los sectores del "rechazo"?

-Los cambios que Chile requiere están presentes desde el 18 de octubre de 2019; desde que se produjo el estallido social en Chile se evidenció la necesidad de cambios urgentes, se produjo una fractura social gigantesca que hizo que todos los partidos, sin excepción, tomaran un acuerdo por la paz y ahí nació el itinerario para trabajar por una nueva Constitución. Con el "rechazo" volvimos atrás; hay muchos que quieren que ojalá el 18 de octubre no haya ocurrido y no hacer ningún cambio. Pero nosotros tenemos que tener claro que no podemos volver atrás en el sentido de generar tanta confrontación e injusticia social que termine con otro estallido, esto puede terminar en un espiral de estallidos sociales y eso no es lo que quiere Chile. Y en eso yo creo que hay algunos partidos que tratan de hacer ganancias pequeñas o poner algún freno a las transformaciones que hay que hacer, pero hay consenso que sí hay que hacerlas en materia social sobre todo y antiabusos, en el cómo se hace hay diferencias. La gente rechazó ese texto, pero no dijo que no haya cambios.

¿Cuál a su juicio debe ser el camino ahora, una nueva convención, comité de expertos u otro en el marco de un nuevo proceso?

-Es relevante que la gente decida si quiere nuevamente una convención constituyente, un comité de expertos o si quiere que la elabore el Congreso. Para eso es importante hacer un plebiscito de entrada para que la gente lo defina. En lo personal, creo que hay que partir de la hoja en blanco, pero con los insumos que ya tenemos, las constituciones del '25 y del '80, la propuesta de nueva Constitución y también el proyecto de Michelle Bachelet, por qué no, pero partir de algo concreto.

Lo otro es eliminar el proceso de crear un reglamento de cómo funcionar, que tardó cuatro o cinco meses. Yo creo que lisa y llanamente tiene que aplicarse el reglamento que funciona en la Cámara.

¿Un plebiscito de entrada con voto obligatorio?

-Por supuesto. Yo creo que el voto obligatorio llegó para quedarse. Aquí uno no puede decir "porque no me conviene no pongo el voto obligatorio", creo que éste es parte de la educación cívica que todavía necesitamos, necesitamos que nos obliguen porque si no, lamentablemente, uno termina siendo gobernado por minorías y ese es un riesgo. Ya que tenemos un sistema democrático tan eficiente, donde dos horas después de una elección tenemos resultados y nadie duda de ellos, debemos seguir aumentando la participación, ese es el camino.

¿En qué tiempos ya debería haber un itinerario definido?

-Hay tiempos que los dicta la ley, según lo ha señalado el Servel para un segundo llamado el plazo sería en diciembre, entonces, hay tiempo para hacer una buena reflexión, pero también hay que definir qué se le va a preguntar a las personas en el plebiscito de entrada y ya hay más o menos un consenso que sería quién debería redactar el texto y si está de acuerdo o no con que se haga una nueva Constitución.

Es un itinerario que tiene sus tiempos, pero más de seis meses no debería demorar la redacción de un nuevo texto, de manera de tener un plebiscito de salida antes de que termine el próximo año.

¿Se deberían considerar en ese nuevo proceso algunas de las propuestas del texto rechazado y cuáles?

-Soy de los que piensa que solo los irrenunciables son los derechos sociales, el Estado de bienestar. Y esos, paradójicamente, en la constituyente se aprobaron en un solo día, porque estaban todos de acuerdo, nadie puso objeciones. Los derechos sociales fueron los que más motivaron la queja, si miramos los cabildos posteriores al 18 de octubre los reclamos mayoritariamente tenían que ver con pensiones, CAE, con acceso a salud y al agua, y los abusos del mercado.

Hay otros que sí se pueden trabajar de otra manera, quizá terminen siendo resueltos en procesos previos, porque igualmente se pueden avanzar desde la Cámara.

"Es importante que la gente decida si quiere nuevamente una convención constituyente, un comité de expertos o si quiere que la elabore el Congreso. Para eso es importante hacer un plebiscito de entrada...."

Patricio Rosas, Diputado independiente

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