Una importante iniciativa es la que ha decidido llevar adelante un grupo de valdivianos, quienes -motivados por el Obispado- darán vida a una Fundación dedicada a resguardar el legado patrimonial y destacar la figura del padre Gabriel Guarda; sacerdote, arquitecto, investigador y uno de los principales defensores y difusores de la historia de Valdivia, de Chile y de la iglesia católica en nuestro país.

Galardonado con el Premio Nacional de Historia en 1984; con el Premio América de Arquitectura en 1991; el Premio Bicentenario en 2003 y el de Conservación de Monumentos Nacionales en 2004, Guarda lideró la reconstrucción de la Catedral y motivó el rescate de casas antiguas, poniendo valor una tradición que de otro modo no se conocería. Ejemplos de ello son las edificaciones que ocupan el Centro Cultural El Austral y el Museo de la Exploración Rodulfo Amando Philippi, entre muchas otras.

La naciente Fundación realizó esta semana su primera actividad de difusión pública, con un conversatorio con la arquitecta Sofía Sanfuentes y el vicario general de la Diócesis Gonzalo Espina, en la Universidad San Sebastián. En la ocasión fue presentado el equipo que lidera el grupo, integrado por Mónica Jara como presidenta y Lorena Liewald como vicepresidenta; junto al académico Ricardo Molina, el periodista Daniel Murúa, Jorge Guarda y representantes de la familia del destacado religioso y hombre público, fallecido hace 2 años.

Es de esperar que este esfuerzo cuente con respaldo comunitario, de autoridades y de empresas, para que se posibilite el desarrollo de iniciativas como la enseñanza de la historia local, la difusión de sus numerosos libros, además del aseguramiento de continuidad de sus proyectos, incluyendo el Museo de la Catedral, donde se reúne valiosos tesoros vinculados al surgimiento de la ciudad. La Fundación es un primer paso para relevar una figura valdiviana central; pero luego de ella debieran darse otros gestos significativos: calles que lleven el nombre de Gabriel Guarda; escuelas que lo recuerden, publicación masiva y de fácil alcance de la Historia de Valdivia, para que sean muchas las personas que conozcan una parte de su origen y eso ayude a reforzar la identidad colectiva, sustento de la fuerza comunitaria.

El 27 de octubre se conmemora la Terapia Ocupacional a nivel internacional. Iniciativa organizada desde el 2010 por la Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales (WFOT). Hoy referirnos a la Terapia Ocupacional sigue siendo un desafío, porque es complejo identificar el alcance práctico que puede tener esta disciplina en nuestras vidas.

Tradicionalmente la percepción de la sociedad respecto al concepto de salud estaba asociada a la ausencia de enfermedades o padecimientos patológicos, visión que se ha intentado transformar y ampliar cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió el concepto de salud (1946) como: "(…) un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Desde ese momento, quienes trabajamos en salud estamos convocados a ver a las personas de una manera integral y holística. Sin embargo, este tránsito ha sido complejo y gracias a la pandemia la sociedad ha puesto su mirada otra vez en conceptos como: bienestar, calidad de vida, salud mental y justicia.

Este año el lema es: "Oportunidad + elección = justicia", el cual es atingente, donde la búsqueda del sentido de vida, de motivaciones internas, de rutinas saludables cobran un nuevo protagonismo. Con la pandemia evidenciamos el valor que tienen las ocupaciones, como factor promotor de la salud y el bienestar, y permitiéndonos organizarnos con sus patrones de rutinas e intereses y definiendo gran parte de nuestra identidad.

Las personas se encuentran en una constante búsqueda de espacios de participación social, donde puedan desempeñar ocupaciones significativas, ya sea a través de un hobby, una actividad deportiva, un voluntariado o trabajo. Sin embargo, después de la revolución industrial y los cambios en las actividades laborales han llevado a la sociedad a experimentar deprivación y alienación. Por ello, es esencial no sólo asociar el trabajo de la Terapia Ocupacional a los procesos terapéuticos con personas en condición de discapacidad, sino como algo más amplio y cotidiano que engloba la identidad y el sentido de vida; estas son aspiraciones de una sociedad moderna y que avanza.

La Terapia Ocupacional aún es una disciplina joven, que le permite ampliarse y expandirse de manera vanguardista y cruzar las fronteras de lo sanitario, posicionándose en otros campos como el social y educacional.

Rubén Soto Lovera Director de Terapia Ocupacional de la U. San Sebastián sede Valdivia