La pandemia causó muchos dolores, pero también dejó algunos aprendizajes importantes, que pueden tener continuidad. Por ejemplo, en materia laboral, la flexibilidad y el teletrabajo son opciones que se proyectan como permanentes para algunas ocupaciones cuya naturaleza se hace compatible con esta modalidad y que funciona en la medida que exista acuerdos y respeto entre trabajadores y empleadores.

Incluso hay propuestas para ir más allá. Instituciones de la sociedad civil se han reunido con parlamentarios para que el desempeño no presencial sea considerado un derecho para quienes deban compatibilizar la vida profesional con las obligaciones de cuidador o cuidadora, tareas de alta complejidad que también lograron mayor visibilización con la crisis sanitaria.

En octubre fue presentado un proyecto de ley que establece esta opción de manera permanente para padres y madres de niños/as en edad preescolar, con neurodivergencia o con alguna discapacidad. Y la semana pasada la Agrupación "Yo quiero estar" -integrada por valdivianos- asistió a la Comisión de Trabajo del Senado para que se incluya a cuidadores de personas con discapacidad y de adultos mayores.

En todos los casos los argumentos están en el ahorro de tiempo y recursos por traslado, la tranquilidad, la eficiencia y el refuerzo del compromiso laboral. También recuerdan que la medida tiene buena mirada ciudadana. Un estudio de EY Work Reimagined 2022, indicó que el 83% de los trabajadores en Chile quisiera desempeñarse de forma remota al menos dos días a la semana y otros análisis de la materia señalan que medidas de esta naturaleza generan un 84% en mejora de la calidad de vida. Por otra parte, visto desde las regiones, la posibilidad del teletrabajo permite que muchos se queden en sus ciudades o zonas de origen, activando las economías locales.

La discusión está en desarrollo y hay miradas diversas. Lo importante es que se abra el análisis y que se busquen las mejores vías para que las personas puedan desempeñarse con plenitud en sus distintas dimensiones, utilizando las tecnologías, adecuándose a nuevos escenarios tecnológicos y de vínculos, redefiniendo objetivos y adecuando normas, para que "flexibilidad" no implique "precariedad".

Hace años, en gobiernos de distintos signos políticos, se ha intentado arreglar la salud en Chile. No podemos desconocer que se ha avanzado, pero estamos lejos de poder brindarle a los chilenos un servicio mucho más expedito donde se conjugue servicio, calidad y atención oportuna.

Primero que todo, el sector salud requiere urgentemente una inyección de recursos y para eso está el presupuesto de la nación.

Se necesita cubrir de Arica a Magallanes con más centros de salud, disponer de mejores insumos, maquinarias, medicamentos, etc.

En nuestra región de Los Ríos seguimos esperando para que se concreten las obras de los nuevos hospitales para las comunas de Los Lagos, Río Bueno y la Unión. Hay mucha esperanza en todas esas personas que aspiran a una atención cercana a sus domicilios. El Instituto de Métricas y Evaluación de Salud en Washington, identificó un déficit de 6,4 médicos por 10 mil habitantes. La misma institución evidenció que Chile se encuentra en la tercera posición con más déficit de médicos en Sudamérica, sólo detrás de Brasil y Paraguay.

La situación es crítica y la gente que sufre distintas patologías, llevan esperando demasiado tiempo para acceder a una atención médica.

El caso de los geriatras, es más crítica. La falta de especialistas en nuestro país, y en especial en el sector público, guarda relación con el aumento de las listas de espera, por lo que las políticas de salud deben poner urgencia en desarrollar acciones destinadas a incentivar el aumento de especialistas, sobre todo en la atención primaria de salud.

Es una deuda histórica pendiente, para cumplir con las chilenas y chilenos una atención oportuna.

Eliminar las listas de espera, o por lo menos reducirla, sigue siendo un desafío y a pesar de continuar aumentando el presupuesto en salud, esto no cambia, y son las personas las más perjudicadas. Es cosa de ir a los hospitales y ver como la gente se queja por falta de especialistas para atender sus dolencias. Otros enferman aun más esperando el llamado.

Es por estas razones que se necesita colocar los máximos esfuerzos en esta materia, para disponer de un servicio que cuente con los recursos humanos y materiales al servicio de las personas.

Gastón von Mühlenbrock Diputado