Marcelo Simonetti en los zapatos de Jorge Luis Borges
En su novela "La traición de Borges" tres historias se cruzan como en un laberinto dentro de una esfera.
En 2005, el escritor Marcelo Simonetti ganó con su novela "La traición de Borges" el premio Casa de América. La ficción acaba de ser reeditada por Ediciones de la Lumbre.
El relato acontece en 1986, año en que Borges partió de este mundo y se jugó el Mundial que Argentina ganó. Lo protagoniza un oscuro actor chileno que empieza a creerse Borges, ilusión que secunda la joven novia de un escritor en declive.
Simonetti cree que fue "El Aleph" el primer cuento que leyó de Borges. "Sencillamente me voló la cabeza. Imaginar que la Humanidad entera, en todos sus tiempos -pasado, presente y futuro- puede habitar dentro de una esfera que cabe en la palma de una mano, me pareció una idea alucinante. Y cada vez que vuelvo sobre el cuento es inevitable sorprenderme. Los cruces de ese y otros cuentos de Borges con la física cuántica ofrecen un lado de la maestría y la genialidad del autor argentino que no siempre se destaca", explica.
-En tu panteón literario, ¿qué sitio ocupa Borges?
- Un sitio especial, junto con otros muertos literarios a los que no olvido: Onetti, Cortázar, Quiroga, Soseki, Mishima, Lispector, Berlin. A la mayoría de ellos los fui descubriendo con el paso del tiempo. Lo de Borges fue como un primer amor y, en ese plano, me gusta pensar que cuentos como "El jardín de los senderos que se bifurcan", "La memoria de Shakespeare" o "Pierre Menard, autor del Quijote", son las cartas que un lector enamorado imagina como una correspondencia secreta entre él y don Jorge Luis.
-¿Te acuerdas dónde estabas el 14 de junio de 1986 y cómo te enteraste de su muerte?
-No lo recuerdo con claridad. Imagino que en un mundo sin Internet me enteré de su muerte al día siguiente, probablemente pocos minutos antes de que salieran a la cancha del estadio Azteca las selecciones de México y Bulgaria. Supongo que estaba junto a algunos compañeros de la escuela de Periodismo, a la espera del inicio del partido, en una sala del Campus Oriente.
-Cuéntame sobre esta novela, ¿cuándo empezaste a perfilarla?
-Siempre la pensé como una novela. Diría que hay tres historias ligadas a su origen. La primera es la lectura del cuento "La memoria de Shakespeare". En él, un comerciante le vende al propio Borges o a un personaje que se parece mucho a él, la memoria de Shakespeare. No hablo de una memoria escrita, sino de la memoria: recuerdos, miedos, obsesiones, sueños. Con el tiempo va perdiendo sus propios recuerdos y hace suyos los de Shakespeare. Encontré que ese argumento podía extrapolarse a otros personajes, que era un mecanismo para alojar en él una historia de largo aliento. La segunda historia nace de una conversación con Jaime Collyer, que me contó el mito sobre Adolfo Bioy Casares, que nunca había escrito una sola línea, que sus textos eran de un grupo de narradores, entre los que estaba Borges, que habían decidido hacer de él un escritor. Adolfito era solo la cara linda para que la farsa tuviera éxito. Por lo demás, el hecho de que las iniciales de su nombre fueran las tres primeras letras del abecedario -A, B, C- le daba crédito a este mito. Por último, con cierta tardanza, caí en cuenta que a la muerte de Borges la eclipsó los triunfos en el fútbol de los argentinos en México 86. Qué mejor venganza contra él, que decía que el fútbol era una estupidez, que ensombrecer su muerte con una victoria que tuvo en "la mano de Dios" y en ese golazo de Maradona a los ingleses sus puntos más altos.
-¿Y qué es lo que te interesa en torno al tema del otro, del suplente, el sustituto?
-Me interesa mucho, tanto por la manera en que lo plantea Borges, como también por la forma en que nos relacionamos con los demás. El otro es un problema para muchos, cuando menos en este país. Nos hemos acostumbrado a invisibilizar la diferencia, anhelamos un mundo uniformado, unívoco, lo más parecido a un regimiento y en ese empeño vamos jibarizándonos mentalmente, empobreciendo nuestro espíritu. No podemos conciliar que nuestra forma de ver las cosas no sea la única, tratamos de imponer ideas y puntos de vista porque vemos al otro como una amenaza, alguien que puede hacernos perder nuestros privilegios, enviarnos a la banca de suplentes. Y es muy triste, somos un país penca, egoísta, que tiene miedo a cuestionarse, que prefiere mantener el status quo por pereza, comodidad, porque no le interesa el ejercicio de ponerse en el lugar del otro.
la novela de Marcelo simonetti fue publicada primero por editorial Lengua de Trapo, en España, y a chile llegaron muy pocos ejemplares.
"La traición de Borges"
Marcelo Simonetti
Ediciones de La Lumbre
303 páginas $12.000
Por Amelia Carvallo
"Nos hemos acostumbrado a invisibilizar la diferencia, anhelando un mundo uniformado, lo más parecido a un regimiento".
vicente simonetti