Buscar soluciones de largo plazo
Valdicor es una empresa importante para Valdivia y los vecinos tienen derecho a vivir en un espacio no contaminado. Nada justifica el incumplimiento de normas ambientales, pero el escenario que enfrenta la comunidad no cambia por el solo efecto sancionador.
Importante de atender es el llamado que realizaron los vecinos de Collico para establecer una mesa de diálogo respecto de la contaminación que enfrenta el sector ubicado en las cercanías de la planta de áridos de Valdicor. La situación ya fue sancionada por la Superintendencia de Medioambiente (SMA), la institución recibió una multa de 413 millones de pesos y los habitantes manifestaron su satisfacción por ello; sin embargo también advirtieron que los problemas con polvo en suspensión, ruidos y vibraciones por operación de maquinaria continúan, por lo cual es esa realidad la que se debe enfrentar con medidas de mitigación.
La polémica comenzó hace casi cuatro años cuando los habitantes del sector Parque Torreones IV expusieron sus inquietudes por las externalidades que implicaba tener sus residencias en el área cercana a la Planta Chumpullo de la empresa. Hubo intervención de la autoridad ambiental, se acordaron medidas y luego surgieron nuevas denuncias por incumplimiento de las mismas, siguieron apelaciones y finalmente se llegó a un dictamen sancionatorio la semana pasada, al cual la institución respondió señalando que ha realizado inversiones por más de $300 millones para mejorar su accionar.
El proceso sigue y hay varios puntos a considerar. Uno de ellos es la existencia de la empresa desde 1971 en el área, muchos años antes de la ocupación para fines habitacionales. Recordemos que fue creada por la municipalidad de Valdivia y la antigua Cormu, hoy Serviu, para apoyar a la industria de la construcción y desarrollar proyectos como la draga, los áridos e incluso inmobiliarios, aportando significativamente a la economía local. Eso, por supuesto, no justifica que se produzcan incumplimientos ambientales, pero remite a la pregunta por los permisos originales de edificación y la poca previsión sobre lo que vendría; además de la duda sobre cuánta información al respecto recibieron las personas antes de comprar sus casas, con la importancia que un paso así implica para una familia.
En tal contexto -sin disminuir responsabilidades, insistimos- es preciso realizar conversaciones y acuerdos para la coexistencia de ambas realidades y mirar hacia adelante un escenario que no se termina con el pago de una multa.