Colaboración para cumplir metas
Construir 5.600 viviendas en cuatro años es una meta difícil de alcanzar. Pero la coordinación público-privada puede ayudar Quizás no se llegue a la cifra anunciada, pero todo número cercano sería bueno. Porque atrás de cada número hay familias que no pueden -¡no deben!-seguir esperando.
Un llamado a trabajar en conjunto desde el sector privado y público, para superar el actual déficit habitacional, hizo el director del Serviu, Rodrigo Sepúlveda. Sus palabras estaban dirigidas a quienes pueden hacer la diferencia en el aparato estatal y en las empresas para que las cosas pasen. Es decir, para que los trámites se agilicen, los permiso se cumplan en los plazos estipulados, los proyectos se formulen de la manera correcta. Sólo así, se podrá entregar soluciones reales y no solamente promesas , dijo en una entrevista con www.soyvaldivia.cl
Pero ¿qué implica esto? Fundamentalmente, no encontrar justificaciones para las demoras de décadas que tienen los proyectos de muchos comités de vivienda en la región, sino dar respuesta, trabajar hasta que se consigan resultados. Lamentablemente faltan manos. Hay pocos profesionales en los servicios y en los municipios para hacer algo tan básico como los planes reguladores. Y faltan manos capacitadas, para que los procesos se desarrollen con bajos niveles de error.
También son urgentes cambios en la forma de hacer trámites. Menos burocracia y más acción, entendiendo que los tiempos fiscales no son los mismos que las necesidades de las personas; que dos años es demasiada postergación para la entrega de casas construidas, como pasó en el condominio Los Jazmines inaugurado este viernes en Valdivia.
Por otra parte, se debe respaldar a la empresa privada, que ha enfrentado años de mucha dificultad, con quiebras y alzas de costos casi imposibles de solventar. Y hay que ordenar la disponibilidad de terrenos. El Presidente generó instructivos, el Gobierno regional anunció inversión, Ejército entregó espacios, Arauco puso a disposición los suyos, pero falta.
Todos esos diagnósticos están. Existen. Y se han profusamente publicado. Entonces ¿qué hacer? La respuesta no es sencilla, pero parte por voluntad política y por decir las cosas por su nombre, como lo hizo Sepúlveda, sin adornos, para que realmente se logren resultados. Es de esperar que así ocurra. Quizás no se llegue a las 5.600 soluciones anunciadas en cuatro años, pero todo número cercano sería bueno. Porque atrás de cada cifra hay familias que no pueden -¡no deben!-seguir esperando.