Casonas que se llevan la historia
Valdivia pierde parte de su patrimonio arquitectónico cada vez que la falta de protección hace caer viviendas antiguas.
Las recientes imágenes de una casa centenaria siendo demolida en la avenida Picarte esquina José Martí, obligó a preguntarse de nuevo por el cuidado que Valdivia otorga a su patrimonio arquitectónico y qué mecanismos existen realmente para que los dueños de inmuebles históricamente valiosos puedan cubrir el altísimo costo de mantenerlos.
Días antes del desmantelamiento de la vivienda señalada -llamada la "mansión Lunecke" por los antiguos vecinos del barrio- manifestaron su inquietud la arquitecta Emilia Villagra y el abogado Cristóbal Balbontín, quienes solicitaron una reflexión al respecto.
Se trata de un tema que el padre Gabriel Guarda advirtió en múltiples ocasiones y cuya preocupación plasmó en su libro "Casas de Valdivia. Herencia alemana" (2014) escrito junto al arquitecto Hernán Rodríguez. "El interés por la conservación de estas casas se ha intensificado, pero no hay estímulos económicos para esta tarea. Hay graves peligros en su futuro, no sólo incendios, sino particiones de herederos y, consecuentemente, de permanencia de su calidad. Su mantención requiere muchos gastos", dijo en 2014 el Premio Nacional de Historia.
Guarda también pasó a la acción y gestionó el resguardo de varios inmuebles, consiguiendo aportes de privados. Prueba de ello son el Museo Rodulfo Amando Philippi y el Centro Cultural El Austral, por nombrar sólo dos en los cuales trabajó intensamente. También debe destacarse en esta línea el trabajo de la arquitecta Sofía Sanfuentes en innumerables proyectos como el del Museo de las Telecomunicaciones; y el de Gerardo Saelzer, a cargo de las remodelaciones y conservación de las casonas de la Universidad Austral, en el casco antiguo de la ciudad.
Son múltiples los esfuerzos trazados con este objetivo. Y planes como el traslado de la casa Lopetegui Mena para construir el Puente Cochrane, hablan de interés en el tema desde la institucionalidad (Serviu, en este caso), pero falta. Es necesario ir también hacia los particulares. Se debe tomar conciencia que cada vez que pasa lo que ocurrió con la casa Lunecke, un testigo del pasado se pierde para siempre.