"Me alegra haber podido contribuir con un granito de arena al arte en la ciudad"
TRAYECTORIA. La bailarina y coreógrafa decidió retirarse luego de más de seis décadas dedicada a la creación en danza y formación de nuevos talentos. Acá repasa sus motivaciones y el gran proyecto que quedó pendiente.
Aunque no lo sabe con certeza, Ana María Cabello se aventura con una hipótesis: "Mis papás me metieron a danza porque era muy inquieta". Dice que de niña siempre le gustaba ir a los parques. Andaba saltando por todos lados. Le gustaba jugar y se caracterizaba por tener una energía de sobra que hubo canalizar de alguna manera. Y esa manera fue la danza.
Nació en Concepción en 1941. Llegó a Valdivia por razones laborales de su papá, un arquitecto que se integró al regimiento. Recuerda que a los 5 años de edad comenzó a bailar bajo la tutela de los maestros Helma Klempau y Herbert Belker en el Club de la Unión.
Una de las primeras veces que se le pudo ver como solista fue en "La damita en rojo", de Piotr Ilich Tchaikovsky. Apareció en escena en la segunda parte de un "Gran recital de danzas" realizado el jueves 15 de noviembre de 1951 en el Teatro Cervantes. Y de ahí en más no se detuvo.
Además de capacitarse en Santiago, estudió en la UACh y fue una de las fundadoras de la Escuela de Danza Valdivia, de la que se retiró en abril pasado luego de más de cuatro décadas de ejercer como profesora y coreógrafa. El adiós fue precisamente en el Mes de la Danza, en una gala en el Teatro Regional Cervantes, el mismo donde bailó y recibió aplausos cuando aún era un talento en formación.
Paso a paso
Luego de estudiar en el Liceo de Niñas, Cabello ingresó a la Universidad Austral de Chile que desde sus inicios contaba con la Facultad de Bellas Artes y con danza, como una de las