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Terremoto de 1960: Valdivia y los esfuerzos para no olvidar la gran tragedia

Con la creación de una ley, la publicación de un nuevo libro y el hallazgo de una nueva copia de un emblemático documental se busca recordar lo que pasó en la macrozona sur hace 63 años.
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El 22 de mayo de 1960 fue un domingo otoñal, sin precipitaciones, soleado, con una nubosidad del 57% y una temperatura máxima de 13°. Ese día la historia cambió para siempre porque a las 15:11 horas se produjo un terremoto de 9.5° Richter, el más grande de la humanidad medido instrumentalmente.

El epicentro fue en las cercanías de Traiguén (Región de la Araucanía) y aunque golpeó a toda la macrozona sur de Chile, pasó a ser popularmente conocido como el "Gran terremoto de Valdivia". Es que en la ciudad del Calle Calle fue donde posiblemente se evidenció el daño más grande a la infraestructura con, por ejemplo, un 80% de las viviendas de madera en el suelo.

La precariedad de la situación obligó a las autoridades a tomar medidas extremas. No había acceso al agua potable ni a servicios higiénicos. El hospital se había destruido y los colegios no estaban en condiciones de funcionar. Por ello más de 2.000 niños y jóvenes menores de 17 años fueron enviados a Santiago; y se activó una cruzada internacional de ayuda a Chile, como nunca antes se había visto. A 63 años de la ocurrencia del desastre natural, que según las crónicas de la época dejó aproximadamente dos mil muertos, Valdivia sigue sin olvidar lo sucedido.

La nueva ley

El 14 de junio del año pasado fue la publicación de la Ley N° 21.454. Es la que establece al 22 de mayo como el Día Nacional de la Memoria y Educación Sobre Desastres Socio-Naturales. La conmemoración de mañana será la primera bajo el amparo de la nueva normativa que propende además la realización de actividades especiales en establecimientos educacionales; y que está fuertemente vinculada a los ministerios de Educación y de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

La idea de la ley nació en 2018 y fue impulsada en parte por la Fundación Proyecta Memoria. "Había un deber del Estado, desde sus gobiernos locales, de instalar esta memoria de manera permanente en la identidad regional de nuestro territorio. Desde la comunidad siempre ha estado presente el sentido de la conmemoración, siempre se ha relevado de manera positiva a través de las artes, las letras y las ciencias como herramientas de educación ante desastres. Era necesaria la ley para instalar el tema a nivel institucional, aunque la comunidad Valdivia cada 22 de mayo siempre ha hecho el ejercicio del rito simbólico de recordar lo ocurrido", explica Camila Wirsching, secretaria ejecutiva de la fundación.

Y agrega: "La ley enfatiza la necesidad de relevar la historia y ciertamente se puede volver una herramienta para motivar la firma de convenios o la eventual gestión de recursos con miras a las actividades de mayo de cada año. La memoria es un elemento poderoso de educación y es necesario integrarla en la identidad local y regional".

Memorias

Los antropólogos Héctor Olivares, Katherine Correa, Carla Contreras, Melissa Denis y Juan Muñoz crearon la Fundación Relatos. La constituyeron hace dos años, pero desde 2013 que vienen rescatando las memorias de los sobrevivientes del terremoto. Gracias a recursos del Fondo del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, es que publicaron a finales del año pasado "Cataclismo. Memorias de la megacatástrofe de 1960". Es el más reciente libro donde se pueden encontrar testimonios como el de Arcadio Leal, que tenía 33 años de edad cuando Valdivia se partió en dos.

"Angustia fue lo primero que sintió todo el mundo. Angustiante, por la manera, por la forma cómo se movía el suelo. Había dos edificios al frente allá donde vivíamos y parecía que ambos se iban a juntar (...) Después del evento, el problema era comenzar a pensar qué pasó con mi familia", explica.

En la publicación también está el relato de Juan Valentín Díaz Salvo, de 27 años en 1960. "Yo no digo que fue un terremoto, fue un cataclismo, porque yo teniendo 27 años en esa época, abrazado con mis dos hijos que tenía en la calle, porque arrancamos, porque nuestra casa se golpeaba con las de los vecinos, yo pensaba que era acabo de mundo, no pensé nunca que fuera un terremoto porque la tierra, el pavimento saltaba, no nos podíamos mantener de pie, fue algo tremendo…", dice.

Héctor Olivares explica las razones detrás de la investigación permanente sobre el