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El perdón sana

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"El Señor es bondadoso y compasivo" reza la antífona del salmo (102) que rezaremos o cantaremos en las liturgias y eucaristías de este domingo. Un salmo que nos va recordando cómo Dios no sólo perdona nuestras culpas, sino que también nos sana de nuestras dolencias con amor y ternura. Él no nos trata según nuestros pecados, sino que nos perdona y nos salva.

Pedro y los demás discípulos de Jesús sabían que Dios era un Señor compasivo y misericordioso. La sabiduría del Pueblo de Israel enseñaba en el libro del Eclesiástico (Eclo 28, 2-3): "Perdona el agravio de tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane?". Esto lo sabía un israelita de la época y sin embargo Pedro le pregunta a Jesús, en medio de un discurso que el Maestro está haciendo sobre la corrección fraterna, sobre cuántas veces debe perdonar a su hermano.

También nosotros podemos preguntarnos muchas veces esta interrogante que hace Pedro. Aún sabiendo que Dios es Amor y que es bondadoso y compasivo, aún sabiendo que hay que amar al enemigo y que hay que hacer el bien al prójimo, como a uno mismo. A pesar de todo esto, el perdón se nos hace difícil en el día a día, especialmente cuando existen situaciones dolorosas y falta el arrepentimiento de las partes. Como sangran las heridas de nuestra nación, en estos días en que recordamos nuestras festividades patrias. Tantas heridas en familias, matrimonios, grupos humanos, divididos por el rencor, el miedo y el resentimiento.

Pero la propuesta cristiana se mantiene con toda su fuerza y con la novedad de siempre: el perdón sana tanto al que perdona, como al que es perdonado. Jesús en la oración del Padre Nuestro nos vuelve a repetir que para pedir el perdón de nuestras culpas a Dios, debemos perdonar a quienes nos ofenden primero. Si Dios tiene compasión de nosotros -nos dice Jesús- "¿no debes tener también tú compasión de tu compañero, así como Yo me compadezco de ti?".

Matrimonio Chandía-Larrañaga: A siete años de su partida

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El 18 de septiembre de 2016, un accidente automovilístico en el sector de El Rebellín, en la ruta que une Valdivia con San José de la Mariquina, terminó con la vida del matrimonio formado por Jacobo Segundo Chandía Fuentes y Josefa Larrañaga Gallardo. Un choque frontal se tradujo en el fallecimiento de ambos, cuando viajaban a un encuentro familiar en Cayumapu. Jacobo Segundo Chandía Fuentes nació el 22 de marzo de 1941 en Malalhue y sus padres fueron Jacobo Chandía y Herminda Fuentes. En tanto, Josefa Larrañaga Gallardo nació el 15 de marzo de 1936 en Valdivia y fue hija de José María Larrañaga Elorza y Aurelia Gallardo. El matrimonio Chandía-Larrañaga tuvo una descendencia de tres hijos: Marcos Jacobo, Lilian Maribel y Viviana Marisol; y seis nietos. En su vida laboral, Jacobo Chandía ayudó desde joven a su padre en la crianza de animales vacunos y el trabajo en una carnicería de propiedad familiar, en la localidad de Malalhue. Posteriormente se dedicó al mundo del transporte y hasta el momento de su jubilación se dedicó al oficio de chofer de camiones. Mientras que Josefa Larrañaga fue dueña de casa y centró su preocupación en la crianza y educación de sus hijos. A siete años de la partida de ambos y en representación de la familia, su hija Viviana Marisol recuerda que "mi padre siempre fue un hombre bien querendón de su familia, de sus nietos. Era estricto, pero un buen hombre, cumpliendo el rol de proveedor de la familia. Mi madre fue una persona humilde y cariñosa, un ángel que llegó a esta tierra y crió a sus hijos con mucho esfuerzo y sacrificio. Tuvo una vida muy complicada de salud, pero siempre fue una persona muy optimista, que siempre nos inculcó valores como el respeto a los demás". Y agrega que lo de ellos "fue una muerte injusta, repentina, en un hecho que recordamos todos los días de la vida. Lo más importante es que no se ha hecho justicia como corresponde. Hicimos muchos esfuerzos y al final todo quedó en nada, porque las leyes son malas y eso hace que con el paso del tiempo se sienta más lo dolorosa que fue su partida. Ninguno de ellos merecía perder sus vidas así, por culpa de un asesino al volante. El dolor continúa y es eterno, hasta el día que volvamos a encontrarnos". En el accidente del 18 de septiembre de 2016 también perdió la vida Edith Larrañaga Gallardo, quien viajaba en el automóvil junto al matrimonio fallecido. Jacobo Segundo Chandía Fuentes y Josefa Larrañaga Gallardo descansan en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

18 de septiembre de 2016 se produjo el accidente en el cual perdió la vida el matrimonio formado por Jacobo Chandía y Josefa Larrañaga, además de Edith Larrañaga.

Pablo Velásquez Barrientos: Adiós a un hombre de esfuerzo

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A los 87 años de edad, el pasado 11 de septiembre alzó el vuelo y abandonó el mundo terrenal el conocido y querido mueblista valdiviano Pablo Velásquez Barrientos. Nacido el 26 de febrero de 1936 en Valdivia, Pablo Velásquez Barrientos fue hijo del matrimonio formado por Juan Gilberto Velásquez Mera y Otilia Barrientos González. A los 16 años de edad contrajo matrimonio con Olga Ester Torres y fueron padres de seis hijos, en el inicio de una descendencia que al día de hoy se prolonga a siete nietos y ocho bisnietos. Sus primeros años y parte de su juventud los vivió en el antiguo sector de El Pantano, hasta que después del terremoto de 1960 accedió a una casa habitación en la población Inés de Suárez. Trabajador desde temprana edad, su hijo Daniel Velásquez Torres señala que "fue un hombre que se hizo y formó a puro ñeque, martillo y serrucho. En sus primeros años de trabajo se dedicó a la construcción y posteriormente a la mueblería", oficios que fueron "en gran parte, la razón de su vida. Con eso, sostuvo a su familia. Tuvo una vida de muchas carencias y todo lo logrado fue en base a su trabajo. Él fue el típico hombre proveedor de la familia, mientras que su esposa se dedicó a la casa y la crianza y educación de los hijos". Hasta hace pocos meses, "Don Pablito Velásquez", como le conocían sus vecinos y amigos, trabajó en el taller y mueblería artesanal ubicado en la población Inés de Suárez y que continuará con el legado a cargo de uno de sus hijos. "Era una persona muy amistosa, reconocido por su solidaridad y ayuda hacia terceras personas, en la medida de sus posibilidades" reitera su hijo Daniel y agrega que "también fue muy abuelo y bisabuelo querendón de sus nietos, nietas, bisnietos y bisnietas. Siempre estuvo preocupado por ellos y cuando podía compartía con ellos". En Inés de Suárez, Pablo Velásquez fue parte de su junta de vecinos y un permanente espectador y seguidor del fútbol de los barrios. Hace poco más de dos años, el 21 de enero de 2021 se marchó su gran amor, su esposa y compañera de vida durante casi 70 años, Olga Ester Torres. Ese hecho -recuerda su hijo- produjo un cambio radical en su existencia. "Lo afectó muchísimo y después de eso, solo quería irse para estar al lado de su viejita", agrega. Pablo Velásquez Barrientos se marchó para siempre el 11 de septiembre de 2023 y su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 2.

26 de febrero de 1936 nació Pablo Velásquez Barrientos. En su vida laboral fue un hombre dedicado primero al mundo de la construcción y posteriormente a la mueblería.