(viene de la página anterior)
esto a nivel ministerial, invitábamos a los senadores y a los consejeros regionales para ver qué podíamos hacer para lograr un manejo eficiente de estas especies. Empezamos a trabajar mucho con el Sag y Conaf y a través de eso terminamos sentados en la mesa, pidiendo que en todas las regiones del sur se financien proyectos, lo que ahora se logró. Son pequeñas contribuciones, un aporte en ayudar a empujar.
-¿Cómo fue la experiencia de liderar el trabajo de creación del reglamento que tendrá la nueva legislación de protección de humedales?
- Aún no conocenos la versión final. Hemos tenido una reunión con el Ministerio de Medio Ambiente y nos han mostrado las ideas fuerza y pensamos que se trata de un salto grande. Lo primero que destacaría fue todo el proceso de creación. Si bien cuando nos ganamos la consultoría el ministerio ya tenía la idea de hacer esto participativo, nosotros lo duplicamos. Como profesional he aprendido mucho sobre la importancia que tiene una participación genuina, transparente y tomada en serio. Aunque significa un mayor trabajo a la hora de consolidar la información y las ideas, el proceso logra mejorar bastante lo que el equipo por sí solo podría proponer gracias a lo que se conoce como inteligencia colectiva. Revisamos mucho lo que había pasado en otros países y conversamos con mucha gente, más de mil personas, desde las ONG, la sociedad civil, las empresas. Ese proceso vale la pena destacarlo mucho porque es estratégico. Si lo haces bien puedes realmente mejorar un producto. Los principios que inspiraron los 14 criterios que propusimos tienen que ver con principios muy modernos y necesarios, como la justicia ambiental, la participación efectiva, la transparencia en la regulación, el involucramiento de la sociedad civil en los procesos de conservación, la participación ciudadana que incluye la paridad de género y el respeto por las tradiciones, eso es muy valioso. El informe saldrá prontamente y es una especie de manual para conservar humedales que construimos con muchas personas. Lo valioso es que se llega a una ley que cambia el paradigma de protección ambiental en Chile, porque en vez de enfocarse en las amenazas se enfoca en el ecosistema.
-¿Qué significa ese cambio?
-Este cambio de paradigma permite ver el todo, ver que el humedal es agua, fauna, recreación, cultura, educación, que te entrega bienes y servicios que son claves para mantener la sociedad. El entendimiento es más holístico y ahora habrá una ley que mandatará a que un ente institucional, que son las municipalidades, tengan que interiorizarse y trabajar con eso. Ellos además del Mop, el Minvu. Todos tendremos que hablar de humedales y eso solo puede ayudarnos a avanzar en la conservación.
-Después de esta ley ¿Qué desafíos quedan pendientes?
-Hay muchos desafíos todavía. Dentro de la misma ley, en la aplicación. En cómo definir los humedales, que los privados lo vean como una oportunidad, en todo el proceso de que los profesionales de diferente índole -de la arquitectura, los funcionarios públicos, de la planificación urbana, la gente que se dedica al manejo de las aguas, la agricultura- tengamos conversar sobre el tema. La ley va a permitir tener esa conversación, pero hay que hacerla. Lo otro es que esto solamente está delimitado al radio urbano y hay muchos humedales que no lo están y también deben conservarse, sobre todo en la zona costera. Hay que valorar cuántos servicios nos entregan y cómo nos ayudan a tener un país más próspero. A veces pienso que a través de esta misma ley, al menos la conversación y el entendimiento, va a permear a todos los humedales.
-¿De qué depende que se logre seguir avanzando?
-Siempre está la voluntad política, pero no solo lo veo por ahí. Los que estamos involucrados con esto, los que trabajamos o tenemos un interés en la conservación de humedales, también tenemos que juntarnos más en el sentido de aunar esfuerzos, estrategias y conceptos simples para que se sume la población que no está tan interiorizada, quienes trabajan en política y quienes están tomando decisiones. Pero vemos que las cosas han avanzado, esto de decir 'trabajas en humedales, qué loco eres' pasó a ser 'qué importante'.
-En el contexto de la pandemia ¿Cree que estos temas siguen vigentes o están quedando de lado?
-Al principio quedaron de lado, pero la Ley de Humedales Urbanos los reflotó un poquito al menos en nuestro caso. Estos problemas sanitarios de alguna forma se conectan con la destrucción del medio ambiente y espero que eso pueda hacer pensar a la sociedad en su conjunto que vale más la pena esforzarse e ir un poquito más allá en el uso racional y la conservación de los recursos naturales. A veces soy optimista y a veces no, porque estos cambios no son tan radicales, demoran mucho tiempo y requieren que las personas los sientan, ya que tienen un complemento emocional. También requieren que las personas tengan un bienestar material mínimo. Por ejemplo, estaba leyendo una encuesta hecha en Estados Unidos que indica que con el covid-19 la gente no cree en el cambio climático, eso es terrible porque es un hecho que nos está presionando como sociedad a tomar decisiones que deben ser diferentes y si no le ponemos el cascabel a ese gato vamos a tener un gran problema.