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Banquete fraterno

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En la parábola del evangelio dominical (Mt 22,1-14), Jesús cuenta de aquel Señor que preparó la boda de su hijo, pero los invitados se excusan, ya que todos tenían algo más importante que hacer, incluso algunos maltrataron y asesinaron a los emisarios.

Pero el banquete nupcial estaba preparado y los invitados no se lo merecían. Envió entonces a sus servidores que fueran a buscar a los caminos a todos los que encontraran y los invitaran al Banquete de Bodas. Así el salón se llenó de convidados. Entró el Señor al banquete de bodas y vio a uno sin el "traje apropiado" y mandó lo echaran fuera.

¿Qué significa esta parábola?. La imagen del banquete, signo de comunión, de diálogo y de intimidad, es una imagen fundamental en la Biblia.

A dicho banquete está invitada toda la humanidad sin distinción, sin embargo la parábola nos muestra que el ser humano puede elegir libremente.

Los primeros invitados rechazan la propuesta porque están preocupados por ellos mismos, sus negocios, sus intereses y su injusta violencia.

Por otra parte aquel que no asiste con el "traje apropiado", se refiere a la exigencia del Reino de estar dispuesto a aprender y vivir en comunión y en solidaridad.

El Papa Francisco hace una semana ha publicado una nueva encíclica, de carácter social y abierta a todos los hombres de buena voluntad: "Fratelli Tutti" (hermanos todos), teniendo como referencia a san Francisco de Asís.

El Papa nos invita a trabajar por la paz y la concordia universal, a pensar y gestar un mundo más abierto, teniendo un corazón abierto a los demás.

Es necesario, nos recuerda Francisco, recuperar la amistad cívica, a través del diálogo sincero, que ayuda a construir en común y como fundamento de los consensos. Es un importante mensaje en los tiempos que vivimos como país.

Leobaldo Rybertt Solano: Un valdiviano amable y generoso

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A los 94 años de edad y en medio de la tristeza de sus familiares, amigos y quienes lo conocieron, se marchó Leobaldo Rybertt Solano, el pasado 30 de septiembre de 2020. Nacido el 3 de febrero de 1926 en Valdivia, fue hijo de Rogelio Rybertt y Clotilde Solano, quienes además fueron padres de otros cinco hijos: Rogelio, Graciela, Silvia, Carlos y Hernán. Como la familia vivía en Villarrica, el niño y luego joven Leobaldo estudió primero la enseñanza básica y media en Temuco y posteriormente la carrera de Ingeniería Civil, también en Temuco. A comienzos de los años '50 contrajo nupcias con Alicia Thennet y fueron padres de cuatro hijos: María Cristina, Ricardo Eduardo, Mónica Maggie y Carolina Verónica. La descendencia se prolongó a siete nietos y 12 bisnietos (más uno en camino, que no alcanzó a conocer), quienes supieron de su amor de padre, abuelo y bisabuelo regaloneador y querendón de todos quienes lo rodeaban. Durante su vida laboral, Leobaldo Rybertt Solano se dedicó al comercio: fue dueño de una fábrica de ventanas y también de manera independiente tuvo un criadero de aves, huertas y un criadero de conejos, además de la venta de huevos. En representación de la familia, su hija Carolina Verónica lo recuerda hoy como "un hombre muy alegre, sociable, amante de las reuniones sociales y un muy buen dirigente deportivo, llegando a ser incluso director técnico del equipo de básquetbol del club Phoenix, institución que se hizo presente durante sus funerales". Agrega que en su rol paterno, fue "una persona estricta y muy buen padre. Yo lo adoraba". Recordado también como una persona muy humana y siempre dispuesto a ayudar a los demás, Leobaldo Rybertt Solano fue un hombre alegre, jovial, al que le gustaba la pesca, la caza y encantar a los nietos son sus historias de juventud. Sus restos fueron cremados y descansan en un lugar familiar, a la espera de ser depositados donde decida la familia y donde la huella de su paso por la vida permanezca para siempre.

94 años de edad tenía Leobaldo Rybertt Solano al momento de su fallecimiento. Nació el 3 de febrero de 1926, fue casado con Alicia Thennet y padre de cuatro hijos.

Sylvia Ruth Arancibia Fernández: Adiós a una destacada mujer valdiviana

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Maestra primaria, educadora, esposa, madre, tía y abuela. Sylvia Ruth Arancibia Fernández abandonó la vida terrenal cuando estaba próxima a cumplir los 85 años de edad. Nació el 8 de noviembre de 1935 en Valdivia, fue hija del matrimonio formado por Crecente Arancibia y Ernestina Fernández; y hermana de Raquel, Crecente Guido, Jorge Francisco y Elfrida Valeria. Sylvia Ruth Arancibia Fernández cumplió con su enseñanza primaria y de humanidades en el colegio Inmaculada Concepción y luego estudió en la antigua Escuela Normal Camilo Henríquez de Valdivia, donde se tituló de profesora de Estado en el año 1958. También estudió un año de bachillerato en Enfermería en la Universidad de Chile, en Santiago. El 18 de febrero de 1966 contrajo nupcias con Waldemar Rodríguez Schwarzenberg, matrimonio del cual nacieron Patricio Waldemar y Edgardo Alejandro. También, hasta el último de sus días disfrutó del cariño y amor de sus nietos Cristóbal Alejandro, María José y Daniela Rocío. Como profesora, Sylvia Arancibia comenzó su carrera docente en la comuna de Corral, para posteriormente desempeñarse durante muchos años como funcionaria de la Dirección Provincial de Educación de Valdivia y en la Escuela N° 6, establecimiento en el cual jubiló en 1998. Paralelamente participó en la cooperativa de la vivienda de la Villa Magisterio y después de jubilada se reunía cotidianamente con sus ex compañeras y compañeros de trabajo y de profesión. Su familia la recuerda como una excelente madre, esposa y abuela, cariñosa, afable con todo el mundo y a quien le gustaba mucho salir a vitrinear y buscar regalos para sus seres queridos. Buena lectora de noticias, tampoco se olvida su gusto y habilidad por la cocina, el olor y sabor de sus kuchenes de nuez, las empanadas de locos y las papas rellenas. La profesora Sylvia Ruth Arancibia Fernández falleció en Valdivia el 5 de octubre pasado y sus restos descansan en el Cementerio Municipal N° 1.

8 de noviembre de 1935 nació Sylvia Arancibia Fernández, quien falleció el pasado 5 de octubre, dejado un recuerdo inolvidable entre los suyos.