Política y Valdivia
El ex obispo Alejandro Jiménez, al reflexionar sobre la Patria, dijo "Es ella canción y bandera, invierno y primavera, por sobre todo, pueblo y fraternidad. El mejor modo de construir la Patria es a la luz, el respeto y el seguimiento, de la palabra de Cristo" (año 1988).
"La Patria, es más que sus riquezas forestales, marítimas o mineras; posee una gran riqueza que está en los hombres y mujeres que constituyen los ciudadanos de este país; ellos son los llamados a protagonizar la construcción de esta Patria nueva" (1990).
"Con amargura hemos comprobado la explotación despiadada de la naturaleza. Nuestra madre tierra está perdiendo su capacidad de protegernos, albergarnos, de alimentarnos, de darnos una calidad de vida digna. Sus ríos, campos, bosques, mares, deben recuperar su pureza primitiva…deben volver a reflejar la gloria de Dios" (1990).
"Mirar la Patria es descubrir que ella es nuestro sueño, nuestro destino, nuestra cantera, nuestra alegría y nuestro futuro.
Por esta ciudad que heredamos, por esta Patria donde vivimos, por la alegría y felicidad de sus hijos, les invito, en esta nueva conmemoración de su fundación, a dar gracias a Dios por todo lo bueno..."(1989).
Derico Cofré Catril derico.cofre@australvaldivia.cl
¿República o corporación?
Una editorial de los EE.UU. en el 2018 publicó "Politics at Work: How Companies Turn their Workers into Lobbists, Oxford University Press, NY, cuyo autor es el Dr. Alexander Hertel-Fernández En "State Capture" de la misma editorial, o "La Captura del Estado", resulta relevante o extrapolable, por qué no, a lo local de nuestro país y el mundo.
Ambos textos son complementarios en cuanto a cómo funciona la "política" en el país del Norte, importantes también para entender la realidad de Latinoamérica. Las compañías o grandes empresas constantemente usan la contratación de trabajadores con el fin de "movilizarlos" hacia el ámbito político, muchas veces de un modo coercitivo. Se entiende así el rol del "lobbismo" (anglicismo usado para referirse a las acciones de un grupo de personas que presionan a una autoridad o empresa con el fin de crear condiciones favorables a intereses particulares) como un componente de la realidad política del mundo postmoderno, y, que en nuestro país no es menor. Todo ello, sin duda, ejerce una fuerte influencia en las luchas electorales, debates sobre políticas de un estado y sus efectos en el bienestar o malestar de la ciudadanía, por ende en la "representación política" para la toma de decisiones.
El autor plantea que todo repercute, de alguna manera, en la estabilidad de un sistema democrático. Los trabajadores, de alguna u otra forma, tienen que enfrentar, mediante adhesión o rechazo, las maniobras de gobernantes, por el poder económico que los éstos ejercen sobre la fuerza laboral de un país.
Examinando estas prácticas empresariales - no siempre observadas por el ciudadano común o trabajador(a) - revela los "métodos" que las "corporaciones" emplean para incrementar su "poder" sobre los procesos políticos. Es lectura esencial para cualquier persona interesada en entender las conexiones entre "desigualdad", "políticas públicas", etc. Los temas tratados en esta importante obra nos hacen reflexionar sobre lo que verdaderamente es el "ámbito político" y, también lo que no es, o no debería ser. Para el lector chileno surge una "duda republicana", si ¿Chile es aún una república? o ¿está convertido en "corporación" gobernado por intereses particulares?
Omer Silva osilvaville@gmail.com
Modernización del Estado
A meses del proceso constituyente, es importante distinguir las reformas sectoriales del marco del estructural del Estado. Si no rediseña este marco, seguiremos anclados a políticas ineficientes y burocráticas, que seguirán con el cuoteo político de siempre, donde los partidos políticos han ido utilizando lamentablemente al Estado como el gran pagador de favores, una bolsa de empleo que premia al amiguismo, el saldo de cuentas y grupos de interés, cuando deberíamos preocuparnos de poner a las personas más aptas en las distintas áreas del Estado, lo cual provocaría una mayor confianza en el vínculo contractual entre estado y ciudadano.
Los jóvenes ya nos cansamos de falsas ideas al aire y promesas de campaña incumplidas, por falta de voluntad de la clase política de manera transversal. Debemos de una vez por todas dejar de ser el estado lento y mediocre que nos caracteriza y de esta manera poder avanzar a un estado moderno, con una transformación continua, flexible, que impulse políticas de fortalecimiento democrático y que garantice el acceso a servicios públicos de calidad. Esta modernización del estado debe ser acompañada de una ciudadanía activa en el debate para una mejor gestión. Pero hay que tener bien en claro que una modernización no pasa por una compra de más y mejores equipos digitales, si no por una mejor gestión y un cambio de diseño institucional.
Jorge Matamala Eduardo Zuchel Estudiantes de Administración Pública de la Universidad Austral