Muere Michael Collins, "el ASTRONAUTA OLVIDADO"
HISTÓRICO. Falleció a los 90 años el hombre que se quedó orbitando la Luna en 1969, mientras Armstrong y Aldrin hacían historia dando saltos sobre ella.
Agencias
A Michael Collins, quien falleció ayer a los 90 años afectado por el cáncer, se le conoció como "el hombre más solitario de la historia" por encargarse de la parte menos vistosa de la histórica misión Apolo 11: mantenerse en la nave mientras sus compañeros, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, pisaban el suelo lunar y se tomaban fotos.
Collins se mantuvo en el módulo Columbia, orbitando a unos 96 kilómetros de la Luna -a la que describió como un "hueso de melocotón marchito y quemado por el Sol-, mientras Armstrong mencionaba aquello de "un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad".
Al "astronauta olvidado", como también se le conoció, aquella posición tras bambalinas no le redujo su pasión por la exploración espacial ni, como recordaron sus familiares, la "gracia y humildad" con la que enfrentó los desafíos a lo largo de su vida.
El administrador de la Nasa, Steve Jurczyk, resaltó que es indiscutible su legado "como uno de los líderes que dio los primeros pasos de Estados Unidos en el cosmos".
"Su espíritu nos acompañará mientras nos aventuramos hacia horizontes más lejanos", agregó Jurczyk, en momentos en que la agencia aeroespacial tiene la mirada puesta en Marte, el planeta rojo y al que Collins apuntó como la siguiente fase de exploración.
"No quiero volver a la Luna. Quiero ir a Marte. (John F.) Kennedy nos mostró el camino", dijo Collins en 2019, durante los actos con motivo del 50 aniversario del que fue el primer viaje tripulado que alcanzó la superficie lunar, hito logrado el 20 de julio de 1969.
La Nasa tiene hoy dos rovers (Curiosity y Perseverance) sobre la superficie de Marte y el helicóptero Ingenuity ha hecho los primeros vuelos controlados y con motor de una aeronave en otro planeta.
Ajeno a los egos
Este piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, nacido en Roma (Italia) e hijo de una distinguida familia militar, se caracterizó por su personalidad tímida y sensata, que le permitió estar ajeno a las rivalidades y egos en el Centro Espacial en Houston (Texas), en plena carrera espacial con la entonces Unión Soviética.
En su libro de memorias "Carrying the Fire" ("Llevando el Fuego"), de 1974, reconoció que previo a la hazaña estaba aterrorizado con la idea de que, tras esas horas de soledad en el módulo, tuviera que volver solo y dejar a sus compañeros en el satélite terrestre si la misión fracasaba.
Contó que en sus 17 años como piloto nunca había sentido tal miedo y sabía que si volvía a la Tierra sin Armstrong y Aldrin sería "un hombre marcado de por vida".
Pero la misión concluyó con éxito, los tres integrantes de la misión volvieron a Tierra tras alcanzar las aguas del Pacífico e hicieron una gira triunfal de tres semanas que concluyó con la entrega de la Medalla Presidencial de la Libertad, el honor civil más alto de la nación estadounidense.
Collins recibió además la Medalla de Oro del Congreso de EE.UU. y fue miembro del Salón de la Fama de los Astronautas de ese país, así como del internacional Salón de la Fama del Espacio, entre otros honores.
Se retiró de la Fuerza Aérea en 1982, con el rango de general de división, y a lo largo de su vida publicó varios libros que lo elevaron como un defensor de la exploración espacial.
Michael Collins reforzó esa faceta mientras se desempeñó como director entre 1971 y 1978 del Museo Nacional del Aire y el Espacio que el Instituto Smithsoniano tiene en Washington.