Agricultura agroecológica
Tal como dice el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el calentamiento global ha sido provocado por la actividad humana y sería importante reflexionar sobre qué ámbitos del modelo de desarrollo nos trajeron hasta este punto.
A modo de ejemplo, mientras cerca del 40% de la comida producida va a la basura, la hambruna sigue siendo uno de los principales desafíos a resolver. Por supuesto que no es un problema sólo de producción o desecho de alimentos, sino más bien de una carencia de sustentabilidad en los sistemas alimentarios. Entonces, urge implementar estrategias de adaptación y mitigación. Una de ellas es el desarrollo de agricultura agroecológica.
En ese escenario, el sistema financiero es fundamental para potenciar las posibilidades de una transformación, pues articula la canalización de recursos hacia actividades que propicien la mejoras medioambientales y la protección de los ecosistemas.
Tanto en Chile como en América Latina, la Banca Ética (cuyos equipos están hoy en la región de Los Ríos) potencia iniciativas de empresas y organizaciones que trabajan bajo una mirada de protección al medio ambiente. En esa lógica, sólo impulsa proyectos que favorecen los ecosistemas, evitando así prácticas como la agricultura intensiva o actividades con demasiada generación de dióxido de carbono. El afán entonces es orientarse hacia una agricultura agroecológica, orgánica, biodinámica o regenerativa, para precisamente preocuparse por la salud de las personas y cuidar el planeta.
También resultan interesantes las soluciones basadas en la naturaleza, iniciativas que protegen y restauran ecosistemas naturales, mientras abordan desafíos sociales tales como la inseguridad alimentaria, escasez hídrica y el cambio climático. Dentro de este marco, se encuentran proyectos de restauración de ríos y humedales, techos verdes, sistemas de drenaje sustentable, entre otros más.
Podemos decir que hay una mayor conciencia. Sin embargo, todavía se requiere mucha más de los productores y también de los consumidores.
Creemos firmemente en que es posible generar una agricultura mucho más sostenible, con compromiso con una sociedad mejor, un medio ambiente más saludable y que además responda a la necesidad de satisfacer los requerimientos de las futuras generaciones.
Gerardo Wijnant San Martín
Doble Impacto/ Banca Ética