Violencia contra la mujer en área rural
Ministerios de la Mujer, Agricultura y la subsecretaría de Prevención del Delito realizaron investigación piloto en Los Ríos. La prevalencia es más baja que en las áreas urbanas; pero denuncias tienen cifras más altas y hay una marcada cultura tradicional de roles de género.
Un estudio piloto sobre violencia intrafamiliar fue realizado en la región de Los Ríos por los ministerios de Agricultura y de la Mujer, en colaboración con la Subsecretaría de Prevención del Delito. La meta es apreciar la ocurrencia de este problema en las zonas rurales.
Los resultados son favorables en términos de prevalencia de hechos en el último año. Marcan un 5,3 % en las áreas no urbanas y un 8% en las ciudades; además que todos los ítems (agresión sicológica, física y sexual) las diferencias son similares. Sin embargo, pese a esa positiva mirada, llama la atención que la cifra de denuncias es más alta en la ruralidad (29,6% frente a un 22,5%). Y eso se repite en todas las áreas medidas: violencia sexual 26,7%, versus 9,6 en lo urbano; violencia física, 36,2% contra 25% y violencia sicológica, 27,7% frente a 18,8%.
Por otra parte, es significativa la diferencia entre las apreciaciones frente al rol social de las mujeres y ante las agresiones. Por ejemplo, un 1.9 por ciento de las encuestadas en el campo señala que es aceptable que el hombre agreda a la pareja en caso de infidelidad (1,2% en el área urbana); un 2.3% está de acuerdo con que las mujeres deben aceptar agresiones por el bien de la familia (contra 0,2%); un 3.3% dice que una mujer debe tener relaciones sexuales con su pareja, aunque no quiera (frente a 2.6%); 21% indica que si hay golpes o maltrato, es algo que se resuelve en familia (14.8%). También que realizar quehaceres del hogar es una tarea más adecuada para las mujeres (30% frente a 20% en las ciudades).
Claramente, estos dispares números inquietan. La denuncia alta, la prevalencia baja y el marco de evidente cultura marcada por los roles tradicionales de género en que se dan los antecedentes, tienden a confundir. Quizás también verlo así sea un prejuicio, pero otros análisis a nivel nacional en el área permiten recalcar que la aceptación social de la violencia, a menudo, implica menos difusión de ella.
Sin duda que estudiar el tema es importante. También lo es una conclusión expuesta por la ministra de Agricultura María Emilia Undurraga al entregar los resultados: existe invisibilización de una realidad que necesita más luz. Y este primer estudio se la entrega.