Llamados a la unidad nacional
En el Te Deum realizado en Valdivia y en todas las ceremonias de Fiestas Patrias la invitación es a buscar acuerdos. Desde Los Ríos también se reflexionó sobre la importancia de recordar los deberes que se tiene con la patria y no solamente los derechos.
Pensar a Chile como un solo cuerpo, cuyos miembros deben funcionar en armonía, fue una de la metáforas que usó el obispo Santiago Silva en la oración por Chile realizada en el Te Deum en la Catedral de Valdivia este viernes. Con la comparación, llamó a preocuparse del bienestar de cada una de las partes que componen al país y a la región, pues ninguna puede quedar atrás.
También comparó al país con una bandera y reflexionó sobre los colores: el blanco de la rectitud; el azul de la seguridad; el rojo del deber y la estrella de la fe, que ilumina los caminos. Sin honrar esos simbolismos, un emblema difícilmente puede representar y servir de ejemplo para unir criterios y voluntades.
Además, el obispo usó una tercera idea. Habló de una ramada: imaginar a Chile como un recinto de festejo tradicional: un espacio con tinglado y ramas de árboles (muy típico de la zona central, sobre todo en Fiestas Patrias) donde la comunidad se reúne a celebrar, a compartir la comida, a disfrutar de estar junta. Un lugar común, hasta donde pueden llegar todos, en igualdad. "Y que no tiene por qué ser perfecta; a veces lo perfecto es enemigo de lo bueno", reflexionó el obispo valdiviano y advirtió que, mientras se concentra energía en hacer algo impecable, la gente sigue sufriendo. No se refería el prelado a escatimar esfuerzos en la calidad; sino a mirar más allá de los detalles materiales y atender la convivencia, para generar un clima y un lugar de armonía, de alegre encuentro. "¿Hay alegría hoy en Chile?" se preguntó.
Aunque el obispo no lo planteó en esos términos, el ejemplo permite pensar con el proceso constitucional actual. Luego del plebiscito, se dilatan las definiciones sobre pasos a seguir, la polémica se instala de nuevo en la forma y la incertidumbre afecta tanto al clima de convivencia, como a la situación económica y, con ello, la vida diaria de las personas. Se habla de "una casa de todos"; pero al no cumplirse los acuerdos, se desprotege a la mayoría. Y eso deriva en crispación, se profundizan las diferencias.
En el Te Deum de Los Ríos también se habló sobre la importancia del deber; no sólo de los derechos. Y ahora es un deber trabajar por la unidad nacional, cada quien desde el espacio que ocupe. Desde las regiones se puede aportar con ejemplos y acciones.