"La cultura tradicional es vista como el pariente pobre y debemos cambiar eso"
IMPRONTA. El joven profesional es parte de un elenco que acaba de debutar con éxito en Europa. Acá repasa los hitos de su carrera.
El miércoles 17 de agosto, el Ballet Folclórico de la Universidad San Sebastián Valdivia bailó cueca frente a la Torre Eiffel. El momento fue registrado en video y es uno de los hitos más importantes del grupo, que a dos años y medio de iniciada la pandemia retomó su itinerario de viajes internacionales. Y debutó en Europa.
El momento también consta como uno de los logros recientes de Alejandro Yáñez, director de danza y coreografía del elenco, cuya historia personal ha estado siempre ligada a la danza, la música y la cultura tradicional. Como creador e intérprete tiene una larga historia marcada por una labor formativa en barrios de Valdivia y por asumir el desafío de integrar una renovada generación de profesionales jóvenes vinculados al folclore en la región.
Alejandro Yáñez nació en Ancud. Llegó a Valdivia cuando tenía 18 años de edad, momento en el que decidió ingresar a la Universidad Austral de Chile, a estudiar Ingeniería Comercial. En Chiloé había trabajado en una peña folclórica llamada "La minga", hito que reconoce como fundacional en su pasión por las tradiciones. Dice que de tanto ver conjuntos y agrupaciones, se terminó encantando con las puestas en escena y el trabajo general de interpretación de danzas características de ciertos territorios.
Ni familiares ni cercanos tuvieron la culpa de la nueva afición, que mucho tiempo después optaría por profesionalizar una vez instalado en la capital de Los Ríos.
Nuevos caminos
Tras iniciar sus estudios superiores, aprovechó cada verano para volver a Ancud a trabajar en la peña ubicada frente a la plaza de la ciudad. En el mismo lugar donde actualmente funciona un banco.
Esos viajes sirvieron para llevar conocimientos que en Valdivia ya estaba perfeccionando, primero con talleres de cueca de la Dirección de Asuntos Estudiantiles; y luego, como flamante nuevo integrante del Ballet Folclórico de la Universidad Austral de Chile, dirigido en aquel entonces por Julio Mariángel.
En el Bafuach estuvo durante cinco años. Fue una buena experiencia, pese a que en un inicio nunca pensó que lograría entrar. "Cuando audicioné, no tenía grandes expectativas, entre otras cosas porque no tengo una gran estatura. No soy alto y a veces uno piensa que eso es requisito para los ballet folclóricos. Pero tuve suerte. Me integré de buena manera y aprendí mucho. Fue una muy linda experiencia, que además despertó mucho más el interés por nutrirme por la cultura tradicional. Y así fue que no dejé escapar casi ninguna oportunidad que tuve para mejorar mis conocimientos con lecturas, en seminarios, talleres y asistiendo a la Escuela Nacional de Folclore".
Los avances de Yáñez en el Bafuach fueron relativamente rápidos. En su primer año en el cuerpo de baile, pudo salir de gira a Chaitén y Argentina.
Tras dejar Ingeniería Comercial se cambió a Periodismo (también en la UACh) pero no pudo terminar sus estudios por razones económicas. Finalmente cursó Pedagogía en Educación Básica, con mención en Matemáticas, en la Universidad Arturo Prat. Desde marzo de 2022 trabaja en la Escuela Francia de Los Lagos.
Una de las experiencias pedagógicas más significativas de su carrera ocurrió en el Colegio de Collico, hace casi dos décadas, cuando creó el Ballet Poki oh Te Hare.
En paralelo, el Ballet Folclórico de la Universidad San Sebastián necesitaba un reemplazo para su director de danza que partía al extranjero y lo llamaron. Katherine Mancilla, directora del Bafuss, lo contactó. Ambos habían compartido en el Bafuach y ahora se volvían a encontrar.
¿Qué fue lo más complejo en el proyecto de Collico?
-En cualquier iniciativa, lo más complejo siempre será conseguir recursos. El vestuario es muy caro y por ende, armar un cuadro también lo es. También es necesario invertir mucho tiempo, que no siempre es remunerado, por lo que se requiere de mucho amor al arte para hacer este tipo de cosas. Una de las satisfacciones más grandes que me dejó la experiencia en Collico, fue el haber