Abren las bitácoras de siete viajeras en su paso por Chile
Un libro recoge las travesías de mujeres que emprendieron un viaje al confín del mundo en pleno siglo XIX, hacia un país que empezaba recién a forjar su identidad: desde María Graham hasta Ida Pfeiffer.
Siete mujeres anotaron todo lo que vieron y sintieron en su paso por Chile entre 1822 y 1915: María Graham, Ida Pfeiffer, Annie Brassey, Florence Dixie, Marianne North, Annie S. Peck y Katherine Routhledge. Algunos de sus emocionantes y lúcidos escritos aparecen en la compilación "Mujeres viajeras en su paso por Chile", hecha por la periodista de la Universidad de la Frontera Oriette Sandoval.
El libro parte con la estadía de María Graham en Valparaíso. Graham recaló en el puerto tras la súbita muerte de su esposo y en su diario nos asomamos a la deriva que la llevó a recorrer el puerto y las ciudades cercanas.
Son pequeños detalles los que entrega con su pluma, una rica pintura de la sociedad porteña de ese tiempo. Graham, al ver a una joven lavandera de La Ligua exclamó: "En figura y elegancia aventaja con mucho a las nuestras", pero siendo la joven hija de un juez, reflexionó sobre si era bueno que se dedicara a ese oficio: lavar.
Unas páginas más adelante, en el libro de Ofqui Editores se narran los momentos que vivió en Chile la exploradora y escritora austríaca Ida Pfeiffer. Su viaje se desenvainó entre los años 1846 y 1848.
En cerro Polanco describió las llamadas "casas de comida" que abrían los domingos y feriados. "En una esquina, en el suelo, arde a viva llama un fuego feroz, rodeado de incontables ollas y sartenes, entre los cuales, en picas de madera, trozos de carne y cerdo hierven y se asan de una manera que se hace agua la boca. Un precario marco de madera, con una plancha larga y ancha sobre él, se ubica en la mitad de la habitación, que luego es cubierto por un mantel del que sería imposible adivinar cuál era su color original", anotó en sus apuntes Pfeiffer.
Otra de las viajeras que pasaron por Chile -y que son incluidas en la presente edición- fue la fotógrafa y escritora, Annie Brassey. Ella viajó con su familia completa en el velero Eöthen y recaló en el Estrecho de Magallanes en el año 1876.
Brassey visitó a tres mujeres fueguinas que vivían en casa de un médico. Detalló que le parecieron alegres, pero que quizás no vivirían mucho.
"Después de la vida libre a la que han estado acostumbradas, la civilización -en forma de ropa y casas calientes-, casi siempre las mata. Sus pulmones se enferman y mueren miserablemente", escribió en su bitácora de ese tiempo chileno.
Entre 1878 y 1879, la escritora escocesa Florence Dixie estuvo en la Patagonia.
Es interesante como describió su encuentro con un jinete, "un auténtico indio patagónico", como lo moteja.
"Cuando estuvo bien cerca nuestro, detuvimos nuestros caballos para mirarlo bien, y él hizo lo mismo, por unos minutos lo miramos fijamente, hasta la saciedad, recibiendo de parte de él, de igual forma, un escrutinio tan minucioso como el nuestro. Independientemente de lo que él pensó de nosotros, a nosotros nos pareció un objeto singularmente falto de atractivo, y por el bien de su raza esperamos que fuera el espécimen menos agraciado de ella", desdeñó la autora.
Marianne y Annie
Una de las mujeres más potentes que cruzaron tierra chilena a fines del siglo XIX fue la bióloga y artista botánica Marianne North. Llegó a Chile en noviembre de 1884, en una suerte de cacería de la "Araucaria imbricata". Sus descripciones de la flora son detalladas, llenas de colorido y pendiente de los más mínimos rasgos del paisaje. Cuando encontró el espécimen que rastreaba, lo analizó bellamente.
"Lo más notable del árbol es su corteza, que es un perfecto rompecabezas infantil de placas de diferentes tamaños, de cinco o seis lados cada una, ajustadas unas a otras con la nitidez de una colmena. En vano traté de descubrir el sistema de ajustes", se lamentó la ilustradora naturalista.
En 1903 la montañista estadounidense Annie S. Peck recaló en el norte y avanzó hasta el sur profundo.
"Después de navegar a través del canal Magdalena, al sudeste del cabo Froward, el punto más austral del continente, el barco gira casi directamente hacia el norte, con una leve inclinación al este, y en unas pocas horas ancla en la latitud 53° de Punta Arenas, la ciudad más austral del mundo, 900 millas más cerca del Polo Sur que la ciudad de Chris Church, Nueva Zelanda, y 1.600 millas más que Ciudad del Cabo", agregó en su completa guía turística, donde no faltan los precios de hoteles, tranvías y trenes.
Finalmente, la arqueóloga inglesa Katherine Routledge estuvo de viaje por Chile entre 1913 y 1915 y en el extremo sur describe así a una adolescente nómade: "Una muchacha de unos catorce años estaba sentada recatadamente en la popa con los brazos cruzados, que apoyaba sobre un remo que atravesaba la canoa y debajo del cual apenas se lograban ver dos pequeñas piernas marrones bien formadas. Su hermoso color de piel, amén del desteñido paño verde que llevaba, hacía en contraste con el fondo obscuro de la canoa la imagen perfecta para el estudio de un artista", anotó Annie.
La compiladora
La encargada de reunir estos textos, Oriette Sandoval, magíster en Edición de Libros, ha publicado también -anteriormente- el diario del jesuita que descubrió el glacial y laguna San Rafael, Juan García Tao, en 1620; la bitácora del almirante Simpson y sus expediciones a Chiloé, y el diario que llevó Inés Echevería cuando visitó Lago Ranco.
Esta actual compilación, centrada en mujeres, empezó cuando se interesó en las expediciones científicas y viajó de residente a París y accedió a la biblioteca pública, donde se le abrió un mundo impresionante, mucho más rico que el Archivo Nacional.
En cuanto a estas mujeres, se lee en sus diarios y bitácoras una suerte de extrañeza. Todas ellas viven experiencias corporales. Hay mucha curiosidad y tensión en varias experiencias que las dejan perplejas.
"La idea de comercializar siempre está presente. Monetizando todo, pero también se filtran las experiencias subjetivas y el goce del paisaje exuberante, así como las pellejerías que les impuso el viaje", concluye la editora.
Annie Brassey (sentada en el sillón de mimbre junto a su marido sir thomas y su familia, en la embarcación Sunbeam.
María Graham pintada por sir Thomas Lawrence.
"Mujeres viajeras de paso por Chile (1922-1915)"
Compilado por Orietta Sandoval C.
Ofqui Editores
354 páginas
$19.000
Por Amelia Carvallo
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"Lo más notable del árbol es su corteza, que es un perfecto rompecabezas infantil de placas de diferentes tamaños".