Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv

Adviento:

E-mail Compartir

tiempo de esperanza

Hoy comienza un nuevo año litúrgico y lo hacemos preparando la Navidad con el tiempo de Adviento. Este tiempo es especial pues, junto con preparar la fiesta navideña, nos anuncia la proximidad del fin de año, el término de los estudios, las cercanas vacaciones. Son muchos sentimientos los que brotan en estos días en nosotros, pero hay uno que es el más propio del Adviento y que nos viene muy bien: la esperanza. ¿Cómo renovar la esperanza en medio de las dificultades cotidianas? El Señor que viene es la respuesta.

En este primer domingo de Adviento, el tema concreto será la invitación a "despertar". Es una consigna que se ha tomado la crisis social que vivimos. La liturgia no se refiere a eso. La segunda lectura hablará directamente del "despertar del sueño" a la salvación que el Señor nos ofrece, una invitación a pasar de la oscuridad de la noche a la luz del día nuevo. El evangelio recurre a la época de Noé, donde mientras este construía un Arca para la salvación la gente comía, dormía, se casaba y continuaba con su vida cotidiana, sin darse cuenta de nada. Todos los textos que hablan de ceguera en el evangelio apuntan a esto mismo: el hombre vive sin percatarse de las cosas verdaderamente importantes, adormecido por el individualismo, el materialismo y el bienestar. Rápidamente tendemos a acomodarnos y dejar pasar la vida sin tomar el peso a lo que verdaderamente trasciende.

La urgencia de este despertar que plantea el evangelio no es por la inminencia de la muerte, sino por la urgencia por vivir de verdad. Cuando habla de la llegada del ladrón por la noche, no se refiere a que vamos a morir y nos encontraremos con un Dios al cual debemos rendir y cumplir. Más bien se refiere a un Señor que constantemente se nos hace el encontradizo, que camina a nuestro lado en los seres que amamos y especialmente en el más pobre. Pero para reconocerlo, hay que estar despiertos y atentos. El mundo nos suele anestesiar y nos enceguece respecto a la importancia del otro en nuestra vida. La sociedad fomenta el arreglártelas por ti mismo y caminar solo por la vida, sin ayuda de nadie. Despertar a Cristo es aprender a mirar al otro como hermano y entender que hay que caminar juntos.

Nos encontraremos con el Señor al final de los tiempos y al final de nuestra vida. El Señor también vendrá en las fiestas navideñas. Pero el evangelio de hoy nos invita a vivir atentos y despiertos, porque el Señor viene constantemente a nosotros y nos invita a transformar nuestra vida y nuestra sociedad.

Que este Adviento sea un tiempo especial de conversión para todos.

José Miguel Muñoz Ríos: El recuerdo de un hombre de teatro

E-mail Compartir

Hace 40 años dejó de latir el corazón de José Miguel Muñoz Ríos. Junto con él, un 29 de agosto de 1982 se marchó para siempre quien fuera un querido trabajador de los cines valdivianos de la época y que hoy es recordado por su familia. José Miguel Muñoz Ríos nació el 29 de septiembre de 1937 en Río Bueno y luego de cumplir con su educación preparatoria y las humanidades, desde muy joven ingresó a trabajar en el mundo del teatro y el cine. Fue en el año 1954 cuando se incorporó a la empresa Arens y Claramunt y trabajó en el Teatro Alcázar de calle Bueras, luego en el Cine Central y finalmente en el Teatro Cervantes (propiedad de la Compañía Cine Sur), hasta 1982. El 8 de marzo de 1961 contrajo matrimonio con Ermira del Carmen Betanzo Ortega y fueron padres de cuatro hijos: Marcia Angélica, Miguel Orlando, Luis Alejandro y Eduardo Andrés. La descendencia familiar se prolongó a ocho nietos (alcanzó a conocer solamente a uno de ellos) y tres bisnietos. También fue director del Sindicato de Cinematografistas de las provincias de Cautín, Valdivia, Osorno y Chiloé. Su hijo Eduardo lo recuerda como "una persona muy buena, alegre y muy dedicada a su familia. Siempre tuvo buena relación con todos, era muy dedicado a su esposa e hijos". Aficionado a la rayuela y jugador interminable de cacho en el antiguo restaurant La Protectora, también le gustaba el fútbol, era hincha de Colo Colo y un fanático del básquetbol, especialmente de los campeonatos Provincias del Sur. Además, durante su vida se identificó con la Población Perú y la Población Bueras. De buen carácter y voluntad, siempre estuvo dispuesto a atender los requerimientos de quienes asistían a los teatros y cines donde se desempeñó. Desde hace 40 años, el cuerpo de José Miguel Muñoz Ríos descansa en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

29 de agosto de 1982 se marchó de este mundo el trabajador de cines y teatros de Valdivia, José Miguel Muñoz Ríos. Trabajó en el Alcázar, Central y Cervantes.

Miriam Luz Rodríguez Rojas: A diez años de un viaje sin regreso

E-mail Compartir

El miércoles 30 de noviembre de 2022 se cumplen diez años de la partida de Miriam Luz Rodríguez Rojas, quien nació el 23 de octubre de 1968 en San José de la Mariquina y durante su infancia y parte de su juventud vivió en Mehuín . Su madre fue Ruth Rojas González y su padre biológico Víctor Rodríguez, pero su padre adoptivo fue Juan Lagos Nahuelpán. Miriam Luz Rodríguez Rojas estudió inicialmente en la escuela de Mehuín y posteriormente la enseñanza media en San José. Mientras tanto, en su ciudad de origen, Mehuín, fue una joven muy sociable y que en sus ratos libres se dedicada a la artesanía en conchas marinas. En 1988, el grupo familiar se trasladó a vivir a Valdivia, al sector de Las Ánimas, donde ella comenzó a trabajar en una pesquera ubicada en la Avenida España. Allí conoció a Hugo Díaz, quien se convirtió en su esposo y ella junto a su hija Natalie se fueron a vivir a Isla del Rey, donde Hugo y Miriam fueron padres de un hijo: Paulo. En esa época, se dedicó al comercio. A diez años de su partida, su familia la recuerda como "una mujer muy amistosa y que cuando estaba bien de salud, viajaba periódicamente para visitar a familiares en Santiago y también a El Bolsón, al sur de Bariloche, en Argentina, donde tenía familiares y amigas. Fue dirigente comunitaria y mientras estaba con su tratamiento en el Hospital Regional, aprendió a pintar óleos, los cuales regalaba a sus amistades y familiares. También se dedicó durante gran parte del tiempo a cuidar a sus tres nietos y sobrinos, para quienes fabricaba panes dulces". En el año 2001 y mientras la familia se encontraba residiendo provisioramente en Quellón, su esposo Hugo falleció. Miriam Luz Rodríguez Rojas partió hacia el Más Allá el 30 de noviembre de 2012 en su domicilio de la población San Pedro, en Valdivia. Su cuerpo descansa en el cementerio de Piutril, en Mehuín.

30 de noviembre de 2012 falleció Miriam Luz Rodríguez Rojas. Vivió gran parte de su vida en Mehuín, Isla del Rey y Valdivia. Su cuerpo descansa en Piutril, en Mehuín.