Adviento:
tiempo de esperanza
Hoy comienza un nuevo año litúrgico y lo hacemos preparando la Navidad con el tiempo de Adviento. Este tiempo es especial pues, junto con preparar la fiesta navideña, nos anuncia la proximidad del fin de año, el término de los estudios, las cercanas vacaciones. Son muchos sentimientos los que brotan en estos días en nosotros, pero hay uno que es el más propio del Adviento y que nos viene muy bien: la esperanza. ¿Cómo renovar la esperanza en medio de las dificultades cotidianas? El Señor que viene es la respuesta.
En este primer domingo de Adviento, el tema concreto será la invitación a "despertar". Es una consigna que se ha tomado la crisis social que vivimos. La liturgia no se refiere a eso. La segunda lectura hablará directamente del "despertar del sueño" a la salvación que el Señor nos ofrece, una invitación a pasar de la oscuridad de la noche a la luz del día nuevo. El evangelio recurre a la época de Noé, donde mientras este construía un Arca para la salvación la gente comía, dormía, se casaba y continuaba con su vida cotidiana, sin darse cuenta de nada. Todos los textos que hablan de ceguera en el evangelio apuntan a esto mismo: el hombre vive sin percatarse de las cosas verdaderamente importantes, adormecido por el individualismo, el materialismo y el bienestar. Rápidamente tendemos a acomodarnos y dejar pasar la vida sin tomar el peso a lo que verdaderamente trasciende.
La urgencia de este despertar que plantea el evangelio no es por la inminencia de la muerte, sino por la urgencia por vivir de verdad. Cuando habla de la llegada del ladrón por la noche, no se refiere a que vamos a morir y nos encontraremos con un Dios al cual debemos rendir y cumplir. Más bien se refiere a un Señor que constantemente se nos hace el encontradizo, que camina a nuestro lado en los seres que amamos y especialmente en el más pobre. Pero para reconocerlo, hay que estar despiertos y atentos. El mundo nos suele anestesiar y nos enceguece respecto a la importancia del otro en nuestra vida. La sociedad fomenta el arreglártelas por ti mismo y caminar solo por la vida, sin ayuda de nadie. Despertar a Cristo es aprender a mirar al otro como hermano y entender que hay que caminar juntos.
Nos encontraremos con el Señor al final de los tiempos y al final de nuestra vida. El Señor también vendrá en las fiestas navideñas. Pero el evangelio de hoy nos invita a vivir atentos y despiertos, porque el Señor viene constantemente a nosotros y nos invita a transformar nuestra vida y nuestra sociedad.
Que este Adviento sea un tiempo especial de conversión para todos.