Aulas móviles de escuela rural de Pelchuquín se consolidan tras cuatro meses de arduo trabajo
MARIQUINA. La destacada iniciativa de los docentes de la Escuela Rosalía Ojeda Sánchez, que transforma furgones en salas de clases, ha permitido llevar contenidos, alimentos y apoyo emocional a los alumnos y apoderados .
Antes de que la Escuela Rosalía Ojeda Sánchez fuera creada, muchos de los niños del sector La Punta de Pelchuquín, y de sus alrededores, debían ingresar a un internado para estudiar. Aunque el lugar se encuentra cerca del Aeródromo Pichoy, se considera alejado, porque está ubicado entre grandes fundos que limitan la conectividad. Para los estudiantes era muy difícil conseguir movilización, por lo que internarse era casi su única opción. Sin embargo, hace 17 años se instaló la escuela en el lugar. Sandra Ricouz trabaja ahí desde sus inicios, es la profesora encargada y directora del establecimiento. Relató que para solucionar los problemas de acceso implementaron una fórmula, comenzaron a ir a buscar a los niños a sus casas y después a llevarlos de regreso, en furgones. "Así les facilitamos llegar al colegio y esa idea funcionó muy bien", contó. Pero este año, con la pandemia, debieron buscar otra fórmula, esta vez para que los niños pudieran seguir recibiendo sus contenidos y alimentos. Adaptaron los furgones que tenían y ahora son los profesores quienes llegan hasta la casa de cada uno de los estudiantes. Crearon un aula móvil, con toda la seguridad necesaria para evitar el contagio del covid 19. "Ahora estamos nosotros acercándonos a ellos", explicó la directora.
Los niños ingresan al furgón, adaptado como una sala de clases, pero con distanciamiento, alcohol gel y una separación para evitar el contacto. Ahí los estudiantes tienen la oportunidad de aclarar sus dudas, revisar tareas y recibir los contenidos para trabajar durante la semana. También reciben la visita de una profesora de educación diferencial y un fonoaudiólogo.
"Con esto de la pandemia se complicaron mucho las cosas. Al principio la única opción que teníamos era llevarles las guías a las casas y después recogerlas, pero ellos no estaban acostumbrados a trabajar en las casas. Se les complicó a los papás y a los niños, porque no entendían y no estaba el profesor para explicarles. Los papás hacen su mayor esfuerzo, pero no siempre pueden", dijo. Para ellos, realizar clases online no es una alternativa.
Enviaron guías durante un mes, pero en abril decidieron que había que cambiar la estrategia. "Enviar guías a niños de prekinder es complicado, porque ellos necesitan materiales más concretos. Tenemos niños con problemas de aprendizaje y lenguaje, ellos necesitan especialistas y los tenemos, pero no servía ese esfuerzo si no se podían ver", explicó. Y agregó: "Un día nos sentamos y dijimos '¡Pucha! Estamos todos acá, qué podemos hacer'. Gracias a Dios todos tomamos la decisión y, pensando en nuestros niños, adaptamos dos furgones". Comenzaron con las visitas en mayo y cada semana recorren unos 200 kilómetros.
Los cambios
Se inspiraron en una experiencia que habían desarrollado antes. Sandra Ricouz contó que hace un año compraron un bus viejo y lo instalaron en el patio. Lo transformaron en una sala para que los estudiantes pudieran jugar con material
Una escuela bidocente
La Escuela Rosalía Ojeda Sánchez es un recinto particular subvencionado de la comuna de Mariquina que actualmente es bidocente. Tiene un curso que agrupa a niños que cursan entre primero y sexto básico y un jardín infantil, al que denominaron Los Cisnes porque está ubicado al lado del Santuario de la Naturaleza del Río Cruces . En la escuela estudian 45 niños y en el jardín, 17. En el establecimiento trabajan la educadora diferencial Loreto Rapiman; la educadora de párvulos, Angie Stamp; los profesores Sandra Ricouz y Eduardo Chacón, además del fonoaudiólogo Francisco Aguilar, egresado de la Universidad San Sebastián.