Redacción

Uno de cada 10 contagiados por el coronavirus en Chile ha sido menor de 18 años. Según informó el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsal), el grupo etario ha registrado 81 muertes desde el inicio de la pandemia.

Las cifras al 21 de marzo pasado contabilizaron que 111.649 personas del total de la población infectada, cifrada en 1.094.033, correspondió a niños y adolescentes, lo cual equivalió a 10,2%.

De esta manera, la tasa de incidencia en este grupo etario llegó a 1.440,5 casos por 100 mil habitantes en 2020, mientras que este año el guarismo se redujo a 919.

De las casi 112 mil personas menores de 18 años enfermas de covid-19, 2.279 requirieron hospitalización. De ese universo, 357 fueron derivados a una unidad de cuidados intensivos (UCI) y 73 debieron ser conectados a ventilación mecánica invasiva. Del total de internados, 34% correspondió al grupo etario menor de dos años, de los cuales 597 eran incluso menores de 12 meses.

De los 81 casos fatales, 64 tenían al menos una comorbilidad. La letalidad del covid-19 se situó en 0,07%, mientras que la mortalidad fue de 1,1 en 2020 y de 0,6 entre enero y marzo de este año.

Síntomas y prevalencia

Las enfermedades prevalentes más reportadas fueron asma (6,4%), obesidad (1,4%), enfermedad pulmonar crónica (0,5%), enfermedad neurológica crónica (0,3%), cardiopatía crónica (0,3%), diabetes (0,3%) e "inmunocomprometidos" (0,3%).

Los síntomas más recurrentes fueron cefalea (38,4%), fiebre (33,6%), tos (33,4%), odinofagia o dolor en la faringe al tragar (26,2%) y mialgia o malestar muscular (25,8%). Otros menos comunes fueron anosmia o pérdida del olfato (10,2%), diarrea (9,7%), ageusia o pérdida del gusto (7,9%) y dolor abdominal (7,2%).

La mediana de edad fue de 11 años. Sin embargo, el subgrupo que más casos ha experimentado es el que va entre 15 y 18 años, con 36.118 (32,4%). Con casi 22%, le siguieron los rangos de entre 11 y 14 (24.476 contagios) y el de entre seis y 10 años (24.010). Considerablemente más baja fue la prevalencia en menores de dos años (10,1%) y en la franja de entre dos y cinco (14,2%).

Extranjeros e indígenas

Las cifras se equiparan al analizar por géneros: 56.771 de los exámenes positivos (50,8%) correspondió a mujeres y 54.860 (49,1%) a hombres. Dos casos fueron reportados con sexo "indeterminado" y 16 calificados como "desconocido".

Si bien el grueso de los niños y adolescentes contagiados han sido chilenos (96%), el Minsal también registró 3.543 de nacionalidad extranjera (3,2%).

El informe también dio cuenta de casos en la población mapuche (3,4%), aymara (0,7%), diaguita (0,1%), quechua (0,1%), colla (0,0%) y rapa nui (0,0%). Un mayoritario 95,6% fue reportado como no perteneciente a ningún pueblo originario.

Aunque la Región Metropolitana exhibió el mayor volumen de casos, con 35.046 (31,4%), las regiones con mayores tasas de incidencia fueron en 2020 Magallanes (5.083,5), Los Lagos (2.033,6) y Biobío (2.030,8). En lo que va de 2021, han sido Los Ríos (3.466,3), Los Lagos (1.967,0) y Biobío (1.600,4).

A través de una carta dirigida al Presidente Sebastián Piñera, diputados de la Unión Demócrata Independiente (UDI) propusieron establecer una pensión básica universal de siete unidades de fomento (UF), es decir, 205.816 pesos al precio de hoy. De acuerdo con el texto divulgado por radio Cooperativa, se trataría "de un monto plausible, el cual se agregaría a las cuentas individuales de ahorro previsional del trabajador o bien a su pensión básica solidaria". En su misiva, los parlamentarios Jorge Alessandri, Ramón Barros y Guillermo Ramírez aseguran que la medida cuenta con la venia del ex Presidente Ricardo Lagos y no implicaría crear nuevos impuestos, sino que "se puede sustentar a través de una reorganización del gasto público (...) reasignando los fondos de una manera más eficiente". La carta también recomienda un retiro de fondos por un máximo de 100 UF (2.940.235 pesos) al momento de la jubilación, con cargo a la cuenta de ahorro individual del pensionado, claro que únicamente para cubrir una deuda hipotecaria o un tratamiento de salud.

Anoche comenzó a regir en gran parte del país el horario de invierno, que implicó atrasar en 60 minutos los relojes. La adopción del huso horario UTC -4 es efectiva por cinco meses, es decir, hasta el primer sábado de septiembre. El actual régimen está vigente desde 2019 y tiene por objetivo un mejor aprovechamiento de la luz natural por las mañanas. Según estimaciones oficiales, la iniciativa reduce casi a cero los días en que el sol sale después de las 08:00 horas entre Arica y el Maule. La medida no tiene efecto en la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, que conservó el modo estival.

Las aerolíneas Latam y Jetsmart anunciaron ajustes en sus itinerarios tras el cierre fronterizo decretado como medida preventiva ante el avance del covid-19. "Debido a las nuevas restricciones gubernamentales de Chile, nos vemos en la obligación de suspender todos nuestros vuelos internacionales de abril", informó Latam. Por su parte, Jetsmart mencionó "ajustes de itinerarios (que) implicarán la reprogramación de los vuelos con el objetivo de repatriar a los pasajeros a sus lugares de residencia, con el fin de mantener la necesaria conectividad aérea entre los distintos países".

A más de un año de iniciada la epidemia de covid-19 en Chile y con más de 30 mil personas fallecidas, se ve una luz de esperanza con la vacunación masiva en nuestro país.

Sin embargo, a pesar de que el proceso ha sido exitoso, no bastará sólo con vacunar. Será necesario mantener y potenciar las medidas de salud pública para controlar la pandemia, como el distanciamiento social, la trazabilidad y los estudios de contactos.

La inmunidad de grupo, que consiste en vacunar a un alto porcentaje de la población y reducir la posibilidad de que una persona infectada esté en contacto con una susceptible (sin inmunidad), podría no alcanzarse.

Existen amenazas claras para conseguir esta inmunidad de grupo. Si bien las vacunas disponibles en Chile tienen un efecto importante en prevenir la hospitalización o la muerte, no se conoce el efecto en la transmisión del virus. Esto quiere decir que, incluso contando con muchos vacunados, el virus podría seguir circulando e infectando a personas susceptibles. Una proporción enfermará, una menor será hospitalizada y algunos pueden perder la vida. Además, las personas más frágiles y vulnerables seguirían en riesgo si no desarrollan una protección suficiente, como ocurre en algunas ocasiones.

Otra amenaza a la inmunidad de grupo es la desigual distribución de las vacunas a nivel mundial. Las dosis se han suministrado a países de manera dispareja, lo que deja un flanco abierto al surgimiento de nuevas variantes. Cada persona es un potencial laboratorio de generación de nuevas cepas del virus y la falta de control de los contagios en cualquier parte del mundo nos lleva a posibles escenarios de surgimiento de variantes más contagiosas.

Esto es el ciclo de la selección natural del virus: sobreviven aquellas variantes que son capaces de reproducirse y transmitirse entre humanos de manera más eficiente. Ningún país estará a salvo hasta que todos lo estén. Por eso la Organización Mundial de la Salud, por medio de la iniciativa Covax, busca una distribución justa de las vacunas a nivel mundial.

Las nuevas variantes son una amenaza patente contra la inmunidad de grupo. Ya se han reportado estudios iniciales que muestran una reducción de la efectividad de las vacunas Pfizer, Moderna, Novavax y AstraZeneca y Sinopharm frente a las variantes surgidas en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil.

Por último, se sabe que las defensas que genera nuestro organismo se reducirían en el tiempo. Hoy no se conoce por completo la duración de la inmunidad que generan las vacunas. Sí se sabe que existirían anticuerpos a los cuatro meses de completada la vacunación.

¿Por qué deberíamos plantearnos que esta luz de esperanza que nos traen las vacunas podría no ser la salida ni el final del camino? No lo hacemos para desanimar a nadie, sino para proyectar futuros plausibles con alternativas para ser controlados.

Estudios en Brasil y el Reino Unido han mostrado que, junto con la vacunación, se debe potenciar la detección temprana, los estudios de contactos y las medidas de distanciamiento social. No, no es abril del 2020, es un discurso que el lector ya había escuchado y que forma parte de los cimientos del control de una enfermedad transmisible como esta. Un año después, las vacunas son una gran noticia y traen esperanza, pero no basta.