Semana Santa y consumo de productos del mar van de la mano. La costumbre original proponía un llamado a la frugalidad, pero se transformó en preferencia por consumo de pescados y mariscos, algo que -en lo práctico- es positivo por el aporte nutricional de ese menú, que en Chile es poco habitual: solamente se consume 13 kilos promedio por persona al año; mientras que a nivel mundial es de 19 kilos.

La tradición genera alta demanda. Y en pandemia, la satisfacción de ella ha debido adaptarse. A nivel local la Feria Fluvial de Valdivia aumentó horarios la semana pasada y, por otra parte, la Federación Fipasur reactivó el sitio como www.pescaenlinea.cl, donde trabajadores de 16 caletas ofrecen productos online.

La fecha es también propicia para mirar hacia la actividad pesquera y acuícola de la Los Ríos, que produce el 9% de la totalidad del desembarque nacional e involucra a cinco mil trabajadores.

Este sector económico es uno de los focos de la Corporación de Desarrollo (Corfo-Sercotec) y en 2012, desde el Gobierno Regional, se generó una política participativa para el rubro, que identificó los puntos a abordar: diversificación y vigilancia ambiental, por la disminución de recursos.

Ese documento venció en 2016 y debiera renovarse, tal como sucede con la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD), que duraba hasta 2019. Ambas tareas quedarán para el nuevo Gobernador Regional, que tendrá entre sus atribuciones la planificación para el fomento productivo.

Además, también deberán ocuparse quienes representen a la zona en la Convención, pues existe en anhelo de incluir expresamente la protección del mar y la conciencia marítima en la nueva Constitución. Para promover esta idea, múltiples organizaciones sociales vinculadas al área han llamado a todos los y las postulantes a identificarse como "candidatos azules" para demostrar su compromiso.

Sin duda es un tema con múltiples aristas y debe seguir en la agenda (más allá de Semana Santa, por supuesto). Primero por la gravitación de él en la producción de alimentos; pero, también, por la importancia estratégica que tienen para el progreso del país sus más de 83 mil kilómetros de costa y su zona económica marítima de 3.400 kilómetros cuadrados.

Con bastante intensidad, en las últimas dos décadas se ha instalado de manera muy potente la creencia de que la ganadería, en general, y la producción de leche, en particular, son los principales responsables de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero del planeta (GEI).

Los fundamentalistas han encontrado en las redes sociales el terreno fértil para difundir sus "planteamientos", pero con más dogmas, eslóganes y entusiasmo, que con datos concretos.

Una parte importante de las audiencias contemporáneas se ha sometido sin mayor resistencia a estos mensajes sin evidencia científica.

En medio de este proceso, nuestras vacas se han convertido en el ícono de la contaminación y la destrucción del planeta e incluso algunos "hábiles" emprendedores se han lanzado a conquistar el mundo con productos de origen vegetal que, aseguran, están destinados a reemplazar nuestra leche y - de paso - salvar al planeta de los malvados agricultores que hemos hecho de nuestra vida la producción de un alimento que por siglos ha sido considerado como el más completo y noble que provee la naturaleza.

Pues bien, ¿qué es lo que dicen los datos y la evidencia científica? Que la cadena láctea completa, esto quiere decir producción primaria, procesamiento industrial y transporte, representan el 2,7% del total de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero a nivel mundial (FAO-ONU).

Entonces, cabe preguntarse si con una contribución de tan solo el 2,7% resulta justo y razonable transformar a nuestro sector en el símbolo del calentamiento global.

Cualquier persona sensata estará de acuerdo en que este eslogan no resiste mayor análisis.

Más aún cuando en la década 2005 a 2015, a nivel mundial el sector lácteo redujo sus emisiones GEI en 11% por unidad de producto (litros de leche producidos), a partir de una eficiencia cada vez mayor y una mejor alimentación de los rebaños. P

Pero a pesar de los avances que evidencian los "datos duros", ciertamente que no es suficiente y como cadena productiva seguimos trabajando por mejorar nuestros indicadores y por ofrecer un alimento cada vez más sostenible en términos ambientales, sociales y económicos.

Eso, mientras las redes sociales siguen respirando con información parcial y eslóganes argumentalmente débiles.

Paulina Carrasco Gorman Presidenta Aproval Leche A.G.