"El desarrollo de los talentos en ningún caso debe estar limitado a lo económico"
BALANCE. Destacada intérprete analiza los principales hitos de una carrera marcada por la UACh y Rapa Nui.
De Valdivia a Isla de Pascua y de vuelta a Valdivia. La última década en la vida de Ximena Cabello ha estado marcada por viajes y la reconstrucción permanente de su propia historia en relación al piano y a la manera en que ha decidido seguir colaborando en la formación de nuevos talentos.
La destacada intérprete, discípula de Rudolph Lehmann y compañera de Roberto Bravo en la Universidad de Chile, fue académica del Conservatorio de Música de la Universidad Austral de Chile. Ingresó en 1988, una década aún marcada por la recuperación de lo que fuera la Facultad de Bellas Artes UACh cerrada durante la dictadura.
Para aquel entonces estudiar piano en el sur no era una opción, hasta que se creó la cátedra en Valdivia y Cabello tuvo la misión de abrir nuevos caminos. Y lo hizo junto a su esposo Héctor Escobar, destacado violonchelista que incluso fue director del Conservatorio por varios años.
De entonces recuerda lo innovador que fue habilitar en la ciudad un sistema de enseñanza tendiente a formar músicos desde la infancia. Como docente ya tenía experiencia luego de una temporada en las escuelas de música de Mayen y Koblenz en Alemania; y en Temuco.
"Me vine de Europa con la idea de hacer en Chile lo mismo que estaba haciendo en Alemania, o sea ayudar al desarrollo del piano. En algún punto de mi vida me pregunté por qué no estoy en mi país colaborando en algo que se necesita. Al volver no me quise instalar en Santiago. Opté por el sur, entre otras cosas, por la descentralización y la generación de oportunidades en el acceso al conocimiento que debe haber en todas partes", dice.
¿Fue la forma de hacerse cargo de su responsabilidad social como artista?
- De todas maneras. Nunca dejé de ser intérprete y profesora. Es algo que vengo haciendo desde que fui ayudante de mi profesor en la Universidad de Chile y desde que estuve viviendo en Alemania. El sentido social de lo que uno hace se asume como algo natural, es que tiene que ver con entregar al público lo que uno siente de la música y los grandes compositores. Eso está estrechamente relacionado con permitir que los niños y jóvenes puedan desarrollar su talento. Ciertamente en los tiempos actuales se necesita más sensibilidad, más compromiso y garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades. El desarrollo de los talentos en ningún caso debe estar limitado a lo económico.